Miles de personas protagonizaron este sábado, un abrazo simbólico a los 73 kilómetros de costa del Mar Menor en diferentes localidades murcianas, convocados por Iniciativa Legislativa Popular Mar Menor. Iban vestidos de luto por las toneladas de muerte y destrucción de la fauna marina. Una debacle que debería avergonzar a todos aquellos dirigentes que han estado al frente de la Región de Murcia y han cerrado los ojos ante ese desastre. Desde 1995 hasta hoy, el PP ha gobernado la Región y en todos esos años ha dejado hacer, mientras se acababa con la biodiversidad por los vertidos del riego agrícola con nitratos y fosfatos de los abonos que apuntan los expertos.

Los denunciantes buscan conseguir 500.000 firmas para que se recojan en una ley los derechos de esta zona degradada y acosada por la especulación y la desidia, en coincidencia con varias fórmulas que recoge en la legislación internacional. Un empeño que no debería ser necesario porque en su día, el gobierno autonómico no abrió la boca cuando sus correligionarios del PP, con Federico Trillo a la cabeza, recurrieron como inconstitucional la Ley de Protección y Armonización de Usos del Mar Menor.

Adriana Lastra, portavoz del PSOE en el Congreso, que acudió también este fin de semana al Campo de Cartagena, recordaba como esa norma la hicieron “los socialistas y fue derogada por el Partido Popular en 2001”. Dijo la portavoz que para el Gobierno la situación del Mar Menor es una prioridad, tiene categoría de asunto de Estado, y prevé un programa de inversiones por valor de 300 millones para afrontar la situación. También criticó que el Gobierno popular de Murcia haya tardado veinte años en hacer una nueva legislación. La asamblea Regional aprobó la nueva Ley del Mar Menor en agosto de 2020. “Estaban más preocupados por otras cuestiones que por el medioambiente”, dijo Lastra.

Se trata por tanto de la crónica de una muerte anunciada, una catástrofe sobre la que el presidente de la Región de Murcia, niega la mayor, rechazando que la agricultura tenga relación con el problema y obviando las evidencias científicas. Esta política del avestruz viene siendo habitual entre los populares.

Pablo Casado en su urgencia por hacer borrón y cuenta nueva con la fea herencia de corrupción que asola al Partido Popular, intenta camuflar también errores de largos años al frente del Gobierno de España, que ha protagonizado su formación para evadir las críticas por desidia y negligencia. Es el caso de la terrible degradación del Mar Menor del que el ejecutivo del dirigente autonómico, López Mira, y los de Génova 13 intentan zafarse arrojando balones fuera, cuando desde la Autonomía y desde su larga presencia en Moncloa, el PP tiene una responsabilidad ineludible.