La pandemia fue la ocasión para que los negacionistas de la eficacia de las vacunas hicieran su presentación pública a lo grande, organizando manifestaciones y creando redes en casi todos los países. Mentían como bellacos, pero se les llamó negacionistas, un término mucho más benigno, condescendiente y eufemístico que el de mentirosos.

Con el auge planetario de los partidos de extrema derecha se ha normalizado el negacionismo del Holocausto nazi, del calentamiento global, de la violencia machista y de muchos otros temas, casi todos ellos relacionados con los derechos humanos y, en especial, de las mujeres, que son la mitad de la población del mundo.

Negar todas estas verdades es mentir descaradamente, como hizo durante décadas la industria tabaquera con los efectos perniciosos del tabaco o cómo lo han venido haciendo hasta hace muy poco tiempo las multinacionales del petróleo sobre el impacto de los combustibles fósiles en el cambio climático.

Acabamos de padecer una campaña electoral para los ayuntamientos y la mayoría de la comunidades autónomas en la que no se ha discutido ni un solo programa electoral, el triunfo ha sido para el negacionismo ampliado a toda la acción del Gobierno de España durante los últimos cuatro años, resumido en el lema "Derogar el sanchismo.", y otro aún peor: "España o Sánchez".

Tras la convocatoria de elecciones para el 23 de julio, que ha cogido desprevenidas a todas las fuerzas políticas, ahora que sí que está en juego el liderazgo de Pedro Sánchez y el trabajo de su Gobierno de coalición, la agresividad de la oposición ha subido aún más hasta el insulto personal y está redoblando el mismo mantra que tan bien les ha funcionado.

Negarle el pan y la sal al adversario político no es buena receta como se demuestra casi a diario en ayuntamientos, diputaciones y parlamentos autónomos. Tres días después del 28 de mayo el PP apoyaba con sus votos una propuesta de ley promovida por EH Bildu en el Parlamento Vasco para facilitar el autoconsumo energético. A partir de ahora bastará con una comunicación al ayuntamiento correspondiente para instalar placas solares fotovoltaicas y puntos de recarga para coches eléctricos, sin necesidad de una licencia municipal previa. Como se ve una propuesta llena de sensatez y sentido común que debería ser replicada en todas las comunidades autónomas, que sólo obtuvo el rechazo de Vox.

En lo que va de año, esta es la tercera propuesta de Bildu que cuenta con los votos del Partido Popular en Euskadi. En la actual legislatura vasca el PP y EH Bildu han estado de acuerdo en el 50% de la veintena de proyectos de ley debatidos. Como para no reflexionar por el éxito de los abertzales en las últimas elecciones municipales.

Que yo sepa nunca se había producido una reacción tan rápida a los resultados de unas elecciones, nunca se había asumido la responsabilidad personal por un fracaso electoral de manera tan rotunda y nunca se había pedido perdón a las víctimas de los errores cometidos como lo ha hecho Pedro Sánchez en esta ocasión con los candidatos socialistas perjudicados. Por eso, me permito un consejo a la derecha: olvídense del síndrome negacionista, negar la realidad es mentir y eso, además, es un pecado que está en los mandamientos de la Iglesia Católica.