Este Manifiesto personal de Ana María Moix es una voz que clama en el desierto. Una voz que se alza frente a “la entronización, en los países occidentales, del individualismo a ultranza y el poder del dinero”. Entronca, por tanto, con el espíritu de los Indignados, con el Movimiento 15-M, y por consiguiente con los libros de Stéphane Hessel, ¡Indignaos! y ¡Comprometeos!. Desde sus propias vivencias cotidianas de mujer que conoce el mundo de su barrio barcelonés, Ana María Moix hace un repaso inteligente y lúcido de la evolución experimentada por nuestra ciudad en los últimos años, para acabar concluyendo que “vivimos peor, mucho peor, que hace unos años, y no sólo desde el punto de vista económico, laboral y social. Nuestras vidas se han empobrecido, también, en el aspecto puramente humano”.

El retrato que Ana María Moix hace de la sociedad española actual, que reconoce que difiere muy poco del que podría hacerse de otros países de nuestro más inmediato entorno, es francamente descorazonador. Lo es desde el panorama que presentan la infancia, la adolescencia y la juventud hasta el que ofrece el mundo de los adultos. Y señala con acierto que el auténtico problema de fondo del mundo globalizado en el que vivimos radica en que los políticos han perdido el poder real en aras de los mercados financieros internacionales, “que son los que imponen los programas económicos que deben regir los salarios, la sanidad, la educación, la vez y, en definitiva, las vidas y el destino de los ciudadanos españoles, franceses, alemanes, irlandeses, etcétera”. Y es aquí donde Ana María Moix entronca perfectamente con el discurso de Stéphane Hessel, ya que no se queda en la simple indignación sino que hace un llamamiento al compromiso político ciudadano. Lo hace desde su convicción de que “la democracia es como la familia: una institución imperfecta, pero cualquier invento que pretenda sustituirla es indudablemente peor”.

En su Manifiesto personal Ana María Moix habla del “erróneamente llamado liberalismo económico, que no es sino el fascismo económico”, e insta a la ciudadanía a rebelarse frente a él. Pero lo hace advirtiendo que “el hecho de que volvamos la espalda a los políticos supone un riesgo que urge eliminar ya”, y por ello rechaza de plano la abstención o el voto nulo o en blanco como formas de expresión política de la indignación ciudadana. “El voto –el no voto de la izquierda- tiene repercusiones catastróficas”, advierte Ana María Moix, que señala que “cada vez que el votante ha querido castigar en las urnas a un partido de izquierdas, hemos padecido la subida al poder de una derecha que no ha hecho más que empeorar, y afear, la vida democrática nacional. Aquí y en otros países”.

A pocas semanas de las elecciones legislativas del próximo día 20 de noviembre, la voz de Ana María Moix en su Manifiesto personal es una clara advertencia a toda la ciudadanía progresista: “El hecho de que la izquierda se envuelva en el manto del voto en blanco en las próximas elecciones no significará un castigo al PSOE sino una victoria aplastante del PP, que reforzará a la derecha europea, cada día más ultraconservadora”. Por esto el último libro publicado por Ana María Moix es mucho más que su Manifiesto personal.

Jordi García-Soler es periodista y analista político