Moreno Bonilla pasará a la historia como “Juanma el privatizador”. No deja títere con cabeza, destroza todo lo público para hacer negocio con lo privado. La sanidad pública ha sido la primera de sus víctimas, y ahora va a por las universidades públicas andaluzas.

Hay quien piensa que lo de las universidades privadas es un tema menor, sobre todo si no se tiene interés en acceder a ellas. Todo lo contrario, afecta mucho y a mucha gente. Si eres estudiante de la universidad pública y estás esforzándote por aprobar y sacarte una carrera, debes saber que el estudiante de la privada obtendrá el título con muchísima más facilidad que tú, solo por el hecho de tener más “pasta”. Y accederá al mercado laboral antes que tú porque sus calificaciones serán mejores. Es así de sencillo. La privatización de lo público crea desigualdad, no va de talento, aquí solo importan los recursos económicos de los padres.

La apuesta por las universidades privadas además, pone en riesgo muchas titulaciones, facultades y campus en las universidades públicas, lo que acarreará recortes en el empleo del personal docente e investigador, y del personal técnico, de gestión y de administración y servicios en ellas.

El presidente andaluz no quiere enterarse de que el deterioro de la universidad pública supone un empobrecimiento educativo y cultural, además de económico. Según numerosos estudios nacionales e internacionales, por cada euro que se invierte en las universidades públicas se generan entre 5 y 7 euros de beneficio para la sociedad.

Moreno Bonilla es un defensor a ultranza de las políticas de derechas. De hecho, desde que llego al gobierno andaluz no destina los recursos económicos que precisan las universidades públicas, mientras favorece la instalación de universidades privadas en Andalucía.

Los rectores y rectoras andaluces han denunciado la falta de recursos en las universidades públicas en los últimos cinco años por parte del gobierno de Moreno Bonilla. Hace unos días, el rector de la Universidad de Málaga, José Ángel Narváez, en la apertura de curso universitario, ha lamentado “la falta de presupuesto” y ha pedido a la Junta de Andalucía “recursos económicos suficientes” para ofrecer un servicio público de calidad.

Para tratar de acallar las críticas el presidente andaluz del PP se ha sacado un conejo de la chistera, aprobando un nuevo marco de financiación, pero no cuela. No cuela porque eso tendrá que verse plasmado en los presupuestos. No cuela porque es vago e inconcreto como denuncia el sindicato CCOO. No cuela porque la Junta lleva incumpliendo los acuerdos de plantilla desde 2018, habiendo sido esta una de las primeras promesas del mandato de Moreno Bonilla.

Por otro lado, el portavoz socialista de Universidades en el Parlamento de Andalucía, Antonio Ruiz, reclama más recursos para resolver de una vez los problemas de infrafinanciación de las universidades públicas andaluzas. Y denuncia que los 14 millones de más anunciados por Moreno Bonilla, no llegan ni para pagar las subidas salariales de los empleados públicos de las universidades en 2023.

El presidente andaluz del PP debe desbloquear las convocatorias atascadas desde hace años. Como la de los doctorados industriales, los complementos autonómicos, el pago de los atrasos al PTGAS, la convocatoria de infraestructuras científicas o los contratos predoctorales, que provoca que algunos de nuestros estudiantes más brillantes tengan que marcharse fueran de Andalucía para comenzar sus carreras como investigadores.

La hoja de ruta del presidente andaluz del PP está clara: recortar a las universidades públicas para crear más universidades privadas como han hecho otras comunidades donde gobierna el PP, como en Madrid o Castilla y León. En la Comunidad de Madrid los datos son demoledores: 13 universidades privadas frente a solo 6 universidades públicas.

Moreno Bonilla, como alumno aventajado de Ayuso ya ha dado luz verde a dos universidades privadas en Andalucía: la CEU-San Fernando III en Sevilla y la UTAMED en Málaga, esta última en la modalidad no presencial. Son universidades que no reúnen, según los informes técnicos, ni unas mínimas garantías de calidad docente, ni garantizan la formación y capacitación adecuadas para quienes salgan de estas instituciones al mercado laboral.

Pero el presidente andaluz del PP continuará con esta política, a pesar de que los rectores se han opuesto en el pleno del Consejo Andaluz de Universidades a la tramitación de dos nuevas universidades privadas: La Universidad Europea de Andalucía y la Universidad Alfonso X el Sabio Mare Nostrum, ambas con implantación prevista en Málaga capital.

Es curioso que el consejero de Universidades cuando era rector de Córdoba no quería universidades privadas, porque decía que no cumplían los requisitos de calidad; pero ahora las aprueba sin problemas. Sr. Moreno Bonilla ¿sabe usted los trámites y el tiempo que tarda una universidad pública en sumar un grado o un máster? Mucho. ¿Cómo explica entonces la celeridad con la que en la privada se aprueban estos trámites? ¿Por qué hay dos varas de medir?

Señor Moreno Bonilla, ¿por qué no destina más recursos a las universidades públicas en lugar de favorecer el asentamiento de universidades privadas en Andalucía? ¿Por qué asfixia económicamente lo público y gestiona a favor de lo privado? ¿Por qué antepone la especulación al bien común?

Las universidades privadas, independientemente de su calidad, están en la agenda de los inversores. Los fondos de inversión privados están apostando claramente por ellas y han puesto a Andalucía en su punto de mira. Y en este sistema, los beneficios se convierten en enormes dividendos que van a parar a unos pocos bolsillos.

Frente a ello, los socialistas reivindicaremos siempre una universidad pública y de calidad, que genere talento y contribuya a la creación de puestos de trabajo, accesible a toda la ciudadanía gracias a un buen sistema de becas entendido como un bien social y no como negocio para unos pocos.