Estamos asistiendo en Castilla-la Mancha durante el último año y medio a una desfachatez y a una forma de gobernar que nos van acercando a pasos agigantados a los tiempos en los que se inspiró la novela de Miguel Delibes, Los Santos Inocentes. Todos los colectivos más vulnerables de la sociedad castellano-manchega están siendo tratados casi como "esclavos en galeras", con una actitud y forma de hacer marcada por una prepotencia, desfachatez y cinismo propios de la época preconstitucional.

Sin embargo, la vuelta de tuerca que día a día se ejecuta contra esta sociedad ha sobrepasado cualquier límite ético y moral. Dos niños, paisanos de la Sra. María Dolores de Cospedal, que padecen una enfermedad degenerativa mortal, están reclamando mediante la voz de su padre al Ejecutivo de su presidenta que bucee entre los inescrutables caminos del presupuesto de la Comunidad Autónoma para encontrar los "extraordinarios fondos" que necesitan para intentar salvar sus vidas, para dar una esperanza a unos menores que se mueren sin solución alguna.

Parece que la Sra. Cospedal cree que los 16 y 9 años que estos niños han vivido están "por encima de sus posibilidades", de otra manera no se puede comprender como la "austera presidenta" ´parece entender que intentar salvar sus vidas sea un "despilfarro de 6.000 euros". Quizás la diferencia entre esos niños y su hijo sea el apellido que llevan, quizás la diferencia sea que esos niños no pueden correr, no pueden hablar, no pueden controlar esfínteres y su hijo bien merezca los colegios más elitistas, las atenciones y los cuidados más exquisitos solo por llevar el apellido Cospedal. Aunque no deberíamos olvidar que esas atenciones y cuidados se financian con un dinero que proviene de todos sus gobernados, incluidos eso niños a los que les está negando la posibilidad de tener una esperanza de vida.

Un viaje en helicóptero Toledo-Madrid, 2.000 euros; obras en un despacho presidencial, 240.000 euros; unos haberes con dinero público, 200.000 euros; una mansión de lujo valorada en 2.400.000 euros, donada; la vida de dos niños, 6.000 euros... No se contempla en los gastos presupuestados por el Gobierno de la presidenta Cospedal, una presidenta que estará legitimada en las urnas, no lo dudo, pero que después de esto, moral y éticamente, ha dejado de estarlo. En muchas ocasiones la legalidad y la ética no viajan en el mismo vagón.

Esos niños... son mis hijos y la Sra. Cospedal no debería olvidar el final de Los Santos Inocentes.

 José Luis Gómez-Ocaña Pérez es presidente de la Plataforma Ley Dependencia de Castilla-La Mancha