Alberto Núñez Feijóo arranca el nuevo año en su momento más delicado, desde que asumió su liderazgo en el Partido Popular en 2022. Sus continuos bandazos; sus permanentes errores y deslices; sus pactos con Vox; su falta de valentía a la hora de tomar decisiones; su incapacidad manifiesta para plantear soluciones a los problemas de los ciudadanos; pero también, la desautorización permanente que sufre por parte de Ayuso y Aznar, hacen que cada día su futuro sea más oscuro.
El expresidente gallego pensó al ser elegido líder nacional del PP, que en un rato acabaría con Pedro Sánchez. Se equivocó rotundamente. Es cierto que ganaba todas las encuestas de los medios de la derecha, pero hoy sigue en la oposición y su debilidad se acrecienta. Son legión en el PP los que piensan que no acabará 2025 como líder de esta formación.
Ayuso cada día está más nerviosa, y quiere darle a Feijóo el mismo destino que a Casado, el de mandarlo a su casa. El discurso de Navidad de la presidenta madrileña ha sido toda una puesta de largo para mostrarse como alternativa al expresidente gallego. Quiere reemplazar a Feijóo, sus críticas constantes al gobierno de la nación y su protagonismo dentro del PP solo buscan relevarlo. Ella es consciente que si no es la cabeza visible del PP en las próximas elecciones generales jamás lo volverá a ser, porque todo el escándalo que la rodea desde hace tiempo juega en su contra.
Los reiterados bandazos de Feijóo lo han debilitado. Nunca ha tenido las ideas claras, cambia de opinión como de camisa. Cuando alcanzó el liderazgo del PP prometió llegar a acuerdos con el Gobierno, huir del “frentismo” y consensuar la política exterior; pero no ha cumplido su palabra. Ha pasado de manifestarse contra la amnistía a asegurar que si hubiese estado gobernado él mismo tendría que haberla aprobado. Ha pasado de insultar a Puigdemont y a Junts, a votar junto a ellos en el Congreso de los Diputados.
El liderazgo de Feijóo pende de un hilo, porque cada día que pasa, aumentan sus deslices, se incrementan sus meteduras de pata y su más que notable desconocimiento de los temas. Un líder debe prepararse los temas, debe estudiarlos y sobre todo no puede plantear permanentemente ocurrencias. Pero justo esto es lo que hace a diario el aún líder del PP. Lo hemos podido comprobar en sus debates con el presidente del gobierno, cada vez que deja de leer el discurso que le han escrito, se equivoca y patina.
Pero si algo está achicharrando a Feijóo son sus pactos con la ultraderecha. El que vino a “moderar” la política de la derecha en España, se ha convertido en más extremista que Abascal, aunque es cierto, que nadie supera en radicalidad a Ayuso. En el PP son muchos los que le piden a Feijóo que se aleje de Vox, porque si no, será imposible pactar con otras formaciones políticas, pero el expresidente gallego no solo no lo ha hecho, sino que hasta le ha copiado el discurso ultra a Abascal.
Feijóo pierde opciones de recuperar votantes. Siempre antepone sus intereses y los de su partido a los de la ciudadanía. ¿Cómo puede mantener su total apoyo a Mazón después de su negligente y nefasta gestión? ¿Cómo no le ha pedido la dimisión a Mazón después de más de 200 muertes? ¿Cómo no tiene la valentía de pedirle que se vaya a un Mazón cuya primera medida tras la DANA fue subirles el sueldo a sus altos cargos? Alguien que se arruga ante los problemas no puede aspirar a dirigir nuestro país.
Aunque hablando de sueldos. Feijóo siempre ha demostrado que le importa más su bolsillo que los problemas de la gente. El líder del PP ha llegado a cobrar hasta tres sueldos a la vez: como senador, como líder del PP y como presidente del grupo parlamentario popular en el Senado, superando los 14.000 euros mensuales. Es imposible que así entienda el que haya familias que no lleguen a fin de mes.
Feijóo no tira, porque es incapaz de plantear medidas que mejoren la vida de la gente. ¿Alguien recuerda alguna? Ninguna. Tampoco ha sido capaz de votar a favor de ninguna propuesta del Gobierno de España que beneficie a los ciudadanos. No lo ha hecho ni en pensiones ni en el Salario Mínimo ni en vivienda ni en becas ni en nada. ¿Nada de todo esto le parece importante?
Pero si hay algo aún más indignante y que dice mucho de la forma de entender la política de Feijóo es que no se alegra nunca de nada bueno que le ocurra a los españoles y españolas. Hoy España gracias al gobierno de Pedro Sánchez es el motor económico de Europa y crea más empleo que nunca. Los datos de 2024 son espectaculares. Esto es una buena noticia. ¿Por qué no lo celebra? Un buen político siempre se alegra de los éxitos de su país.
Hay un último motivo que explica el corto recorrido que tiene Feijóo al frente del PP y es que cada día hay menos barones y baronesas que lo respalden. Es cierto que se hace fotos con ellos y ellas, pero él sabe perfectamente que detrás hay poco o nada. Ha sido incapaz de unir al PP con propuestas conjuntas, de hecho, no se han puesto de acuerdo ni siquiera en una propuesta consensuada de financiación autonómica. Cada barón o baronesa es un verso suelto que hace o dice lo que se le ocurre, sin ninguna estrategia en común, porque falta un líder sólido que dirija.
Feijóo no terminará comiéndose las uvas en 2025 como líder del PP, porque su proyecto está agotado y ya cabe poco que esperar de él. Solo más barro, más crispación, más odio, más polarización y cero propuestas. Por desgracia para España y los españoles, esto es lo único que puede y sabe aportar Feijóo y el PP a nuestro país a día de hoy.