Hemos caminado tan deprisa hacia el desastre que, ahora al borde ya del precipicio, hay que desandar lo recorrido, reorientarse y poner el contador a cero en casi todos los ámbitos de nuestra vida individual y colectiva. Además, nos queda muy poco tiempo para descarbonizar y desarmar la economía de guerra en la que estamos metidos, empezar a decrecer porque no existe un desarrollo infinito en un planeta finito, desglobalizar para recuperar soberanía porque la globalización se ha hecho contra nosotros y en beneficio de los mercaderes multinacionales.

En la desandadura que proponemos, una nueva tarea emerge con urgencia: la desdigitalización de nuestro tiempo, el bien más preciado que tenemos y el que nos roban a diario las empresas tecnológicas a través de las pantallas con total impunidad y nuestra inconsciente complicidad.

Llegados a este punto hay que precisar que la advertencia de desdigitalizar no es una invitación a retroceder en la transición digital, sino una llamada a hacerla de una manera ética, justa y equitativa. A deshacer la empanada que nos atrapa. No se trata de crear una nueva fobia a lo digital, lo que está en juego es el uso con moderación y responsabilidad de las pantallas, de las redes sociales y la mensajería instantánea, diseñadas para crear conductas adictivas al consumo compulsivo de juegos, productos y servicios.

El derecho a la desconexión digital, regulado ya en España y en otros países, para las personas que trabajan por cuenta ajena, debe ser una exigencia individual para todas las edades y, especialmente, para las más vulnerables, como son la infancia y la adolescencia. En el ámbito escolar, ya se han empezado a tomar medidas como la limitación del uso de los móviles en el horario lectivo, pero en los hogares la tarea de establecer normas parece más difícil de abordar.

La semana pasada se han celebrado en Sevilla tres jornadas que inciden en esta temática. La primera, organizada por el Consejo Audiovisual de Andalucía en la sede del Parlamento de Andalucía, analizó "Las consecuencias de ser los primeros nativos digitales" y el balance fue que la salud física y mental de éstos se ha visto perjudicada y se ha disparado el número de afecciones visuales y de consultas psicológicas.

La segunda jornada, organizada por la Delegación de Educación del Ayuntamiento, versó sobre "Medios digitales en la infancia y la adolescencia. Inteligencia artificial y sus implicaciones" y estuvo dirigida a profesores y padres. En su transcurso se planteó la necesidad de una formación contínua que dé respuesta a las muchas preguntas que se hacen las familias sobre el abordaje de la burbuja virtual en la que están niños y adolescentes.

En la tercera, organizada por el Foro Profesional por la Infancia de Andalucía y titulada "Caminando hacia un nuevo contrato social. Del debate a la acción", se desarrolló un taller de salud mental sobre "Infancia, pornografía y redes sociales." 

Como hemos planteado al inicio de estas líneas, la aceleración tecnológica y social nos ha llevado a poner el piloto automático y a dejar el pensamiento crítico a un lado, ahora nos toca levantar el pie del acelerador, reflexionar sobre la sociedad que estamos construyendo y recuperar las riendas de nuestros destinos.