Lamentablemente, nunca he tenido muy buena concepción de la gente. No me refiero a que sea una persona arrogante ni que se crea superior al resto de seres humanos. Tampoco que los seres humanos seamos una especie malvada o inepta. Sin embargo, siempre he visto como las masas me decepcionaban y demostraban que en los momentos en los que era más necesario actuar con responsabilidad y sentido común se dejaban arrastrar por una indignación cuyo único mérito fue darle mayoría absoluta al Partido Popular o tirar millones de votos a la basura por creerse lo increíble.

No es mi intención molestar a ningún lector o lectora, pero teniendo en cuenta el carácter tan necesario de lo que os voy a pedir en este artículo, creo que la mejor forma de empezar es con sinceridad absoluta, aunque duela.

Como bien es sabido por todo el país, el día 28 de abril la ciudadanía ha sido convocada a unas Elecciones Generales. Y no unas Elecciones Generales cualquiera. Esta convocatoria ha sido provocada por el rechazo de los presupuestos más sociales de la historia por parte de los patriotas de polichinela españoles junto con los patriotas de polichinela catalanes, los cuales deben amar mucho sus respectivos territorios, pero no a la gente que vive en ellos. Si esto no fuera suficiente, las encuestas (que no siempre aciertan pero habría que tomárselas en serio) apuntan a un enorme auge de Vox, que rozaría la segunda fuerza política por la derecha. Para quien haya estado viviendo bajo una piedra desde antes de las elecciones andaluzas, Vox es ese partido político de extrema derecha que quiere devolver a España a 1939 con propuestas tan terroríficas como la derogación de la ley contra la violencia de género o la de memoria histórica, y el fin de las autonomías.

A partir de aquí, hemos de recordar que España (desde que decidió indignarse y abandonar el voto útil) ha ido de mal en peor; no es mi opinión, son simples hechos. Solo hay que recordar los dos gobiernos del PP, su corrupción, la oportunidad de gobierno que se perdió en la primera investidura de Pedro Sánchez, lo que costó sacar adelante un gobierno alternativo con la moción de censura y lo poco que ha durado.

No quiero que la gente deje de lado sus principios y su ideología, pero la perfección no existe, y eso es aplicable a la política, votes a quien votes. Siempre habrá cosas que no te gusten, pero es objetivo afirmar que prácticamente todo lo bueno de este país en materia de derechos y libertades ha venido de mano del PSOE. Por este motivo, en un momento tan crítico como el que vivimos ahora, es necesario dar la mayor fuerza posible al PSOE este 28 de abril, porque si bien es cierto que el PSOE ha conseguido traer a este país casi todos sus derechos y libertades, también es cierto que los milagros no existen y que tal hazaña tan solo es posible con la fuerza legislativa suficiente (ya que Podemos, a ciencia cierta, ya es una fuerza residual, y los independentistas solo sirven para dar aire a la derecha).

Por todo esto escribo este mensaje de socorro, no solo para que la gente me demuestre que mi concepción sobre ella es un error, sino también porque sois mi última esperanza. Y, por supuesto, la última esperanza de todo el país.