Todos estamos presenciando, percibiendo y sufriendo las terribles consecuencias de las políticas neoliberales que, con saña y mucha alevosía, se han infiltrado en todos los ámbitos de la vida de los españoles. Es duro asumirlo, pero a día de hoy en España importa el dinero, no importan las personas. No existe ámbito que no se haya visto afectado negativamente por la gestión infame de la derecha. Uno de los más significativos es la Sanidad; cuesta decirlo, y no es fácil asimilarlo, pero se trata de la vida o la muerte de las personas; son muchos miles de españoles los que han muerto, y siguen muriendo, por la nefasta sanidad pública que han dejado los recortes de los que dicen ser los titulares de la moral; aunque haya otros que se refieren a los del Partido Popular como “organización criminal”.

De tal manera, como digo, las secuelas terribles de la canallesca neoliberal llega hasta todas las esferas de la vida pública. No iba a ser menos la Universidad. Buscar información sobre el daño causado en los últimos años a la Universidad española parece no tener fin. Desde la firma del Plan Bolonia por Aznar en 1999, lo cual supuso el pistoletazo de salida en la carrera por privatizar la enseñanza universitaria y hacer de ella un sucio negocio, pasando por el encarecimiento desmedido del coste de los estudios de grado, o el recorte radical de presupuestos para la Universidad, hasta la creación en 2013 de ANECA, programa de acreditación del profesorado universitario, un verdadero dislate del Partido Popular para controlar el ámbito docente universitario.

Ser previamente “acreditado” por la ANECA es un requisito previo y obligado para poder tener acceso a cualquier puesto docente en la Universidad española. La cuestión es que la ANECA, organismo autónomo adscrito al Ministerio de Educación, es un sistema tan disparatado que fue duramente criticado por la oposición, sindicatos y Conferencia de rectores, hasta el punto de que su puesta en marcha quedó varios años en suspenso. Y ha sido en 2017 cuando se ha empezado a aplicar. Se trata, ya digo, de la creación del Partido Popular de su “modelo” de enseñanza universitaria, supeditado, por supuesto, a los criterios particulares de la derecha neoliberal; criterios que podemos muy bien imaginar.

Buscar información sobre el daño causado en los últimos años a la Universidad española parece no tener fin

En expresión coloquial, con la ANECA no entra en la Universidad como profesor ni el Tato, imposible; aunque los alumnos tampoco lo tienen fácil, pero ése es otro cantar. Algunos catedráticos manifiestan con clariad que, de hacerse ahora una criba con los criterios de la ANECA, muy pocos de ellos iban a poder mantenerse en su puesto. El diputado Ignacio Urquizu planteó varias iniciativas en el Congreso a este respecto. Y alertó en enero de 2017 al ministro de Educación, Méndez de Vigo, sobre el mayor de los riesgos de ese criterio disparatado de selección: “Han puesto el listón tan alto que a partir de ahora va a haber muy pocos profesores titulares o catedráticos”, o, supongo, los habrá, pero elegidos por ellos.

En definitiva, el Partido Popular, en su carrera destructiva y destructora, ha precarizado la Universidad y, como hace con todo, la ha hecho “suya”, incluyendo los criterios de selección docente que, repito, han sido generados para controlar la supuesta élite del conocimiento y de la enseñanza del más alto nivel. Es decir, también han hecho los neoliberales españoles de la Universidad uno de sus cortijos.

Sin embargo, cuesta creer que un organismo tan absurdamente exigente y estricto a la hora de contratar a los profesores por sus méritos, y no por el dedismo, sea tan magnánimo y generoso a la hora de validar cursos y másters. En 2009 dio el visto bueno a la Universidad Rey Juan Carlos para impartir el máster en Derecho Público del Estado, ese máster que exhibe Cifuentes, y que, a pesar de ser presencial, ella obtuvo, supuestamente, “en diferido”, es decir, sin aparecer por las clases y sin examinarse. Así se pueden tener carreras, másters, cursos, y hasta un palco en el teatro de la ópera de Moscú.

En su comparecencia el pasado miércoles en el pleno de la Asamblea de Madrid, a petición de la oposición, Cifuentes ha dicho que no necesitó asistir a clase ni hacer exámenes, como el resto de alumnos, porque llegó a un acuerdo con los profesores y con el director del máster. Y nosotros nos preguntamos dónde están esos criterios despiadados que se trae la ANECA, que es creación del PP. Y, cual mansos y sumisos corderitos, como si nada supiéramos de las tramas de corrupción Gürtel, Púnica, Nóos, Lezo, Bárcenas, Camps, y mil etcéteras, nos creemos a pies juntillas a la presidenta de la Comunidad de Madrid. Y, por cierto, Dionisio Ramos, implicado en el “Tamayazo” e íntimo amigo de Cifuentes, también hizo el mismo máster en el curso 2011-2012. Y es que, finalmente, todo está interrelacionado, todo es casi lo mismo.