La sensación de que somos una democracia muy reciente, la hemos tenido estos días eléctricos con el Gobierno intentando evitar una elección y los electos luchando por ser elegidos. Lo de Puigdemont y Rajoy es un lío muy triste: nuestra Democracia tiene muchos agujeros legales que permiten disparates democráticos. Cuando alguien diga que nuestra Constitución no necesita reformas, le diré que revise los vídeos de estos días.

El reto de Puigdemont (diputado electo en el Parlament) para poder presentarse a la candidatura de President, tiene toda la lógica democrática. Te gustará o no te gustará, pero con las leyes en la mano, puede ser candidato.

Por eso, precisamente por eso, el Gobierno entra en pánico: tenemos unas Leyes que permiten este dislate independentista. Dad un repaso a nuestra Constitución: para casos de ataque a la integridad territorial española, se habla de utilizar las Fuerzas Armadas.

Y luego algunos dirán que no hay que reformar la Constitución.

El Gobierno pide al Consejo de Estado que le diga si puede frenar todo este proceso (no aburro con términos legales). Y el Consejo de Estado le dice que no se puede frenar un movimiento que no se ha producido. ¡Qué paz democrática me ha dado esta institución poco atendida!

El Gobierno entra en aceleración legal y pide al Tribunal Constitucional que dé su opinión. A toda máquina en el Constitucional hay debates, dudas, matices, preocupación por el riesgo: y al final una sentencia llena de inteligencia constitucional.

El Constitucional no aprueba lo que ha pedido el Gobierno, decide que todo lo que pide Puigdemon es legal, pero que tiene que defenderlo en presencia.

¡Uf! Rajoy, de qué metedura de pata que te has librado.

Tenemos un Gobierno lleno de nervios y lleno de abogados (no de políticos) y este debate en el Constitucional nos ha salvado a todos los españoles (incluidos los catalanes) de una crisis constitucional de solución imposible.

Soy de los que creen que el problema catalán se puede resolver con política (después de que todos acepten ese camino: mientras tanto algo de jueces y policías son necesarios), pero a los retos fáciles de Puigdemont no se puede responder con la defensa torpe de nuestra Constitución.

¡Qué suerte que tenemos un Tribunal Constitucional más inteligente que el Gobierno de Rajoy!