Isabel Díaz Ayuso ha advertido esta semana que será "la peor pesadilla de aquellos que quieren robar a los madrileños". Pujol, Mas, Puigdemont y Torra nunca llegaron a utilizar una expresión tan chulesca, pero ya se sabe que cada comunidad tiene su idiosincracia. Los nacionalistas catalanes, a diferencia de los nacionalistas españoles, son más aficionados a utilizar el arma del victimismo. Pero en conclusión, y por aquello de que los nacionalismos son diferentes sectas de una misma religión, ambos podrían coincidir en un lema común: España nos roba.

Si Madrid y Catalunya son las víctimas, debemos entender que el ladrón es el resto de España, dejando al margen a las comunidades forales, que son euros de otro costal. Por lo tanto, para que lo sepan ustedes, todos aquellos que no pertenezcan a alguna de las comunidades mencionadas, son culpables de latrocinio. Pero debo advertirles de que como ladrones son un completo desastre. Sólo desde su incompetencia se puede explicar que las comunidades autónomas expoliadas sean las ricas y las saqueadoras las pobres.

Los nacionalismos no sólo tienen en común el gen de la insolidaridad, comparten la idea, como ocurre con muchos individuos, de que son ricos por su exclusivo mérito y, en consecuencia, los pobres lo son por sus defectos. Obviando que las comunidades autónomas con rentas más altas lo son, en gran medida, porque están rodeadas de otras que les facilitan mano de obra y productos a precios de pobre.
 
Díaz Ayuso no quiere que le toquen su injusto régimen fiscal, que atrae a empresas y millonarios de toda España, como los nacionalistas catalanes no quieren que salga de la comunidad ni un euro de los muchos impuestos que pagan sus ciudadanos. Pero mucho más que la insolidaridad y el espíritu de salvapatrias, a ambos nacionalismos les une una afición común: robar como si no hubiera un mañana. El nacionalismo español encabezado por Ayuso y el catalán por Puigdemont son herederos y beneficiarios de los más graves casos de corrupción de España. Suerte tienen de que las banderas están hechas de una tela más resistente que la capa de Superman.