En Andalucía no hay día sin destrozo en la sanidad pública. Moreno Bonilla juega con la salud de los andaluces y andaluzas, llevando a cabo el cierre en pleno verano de doce especialidades en el Hospital Clínico de Málaga por las tardes y lo mismo ha ocurrido en el Hospital Regional de Málaga, lo que según más de 200 médicos va a provocar el retraso en las listas de espera, la demora en diagnósticos y en tratamientos; y el aumento de la mortalidad.

Los sindicatos sanitarios, como UGT, han denunciado que la previsión de sustituciones y contrataciones de profesionales para los servicios sanitarios en Andalucía apenas alcanzará este verano al 10%, lo que supone un porcentaje aún menor que el del año anterior. Si aumenta la población en Andalucía por la llegada de turistas y los sanitarios toman vacaciones, lo razonable sería multiplicar los contratos durante estos meses. Pero la realidad es que apenas se cubren las vacantes, con lo que la sanidad va a peor, a mucho peor, pero este es el objetivo que pretende el PP en Andalucía.

Y la situación sanitaria de los pueblos es aún más deficiente: ausencia de pediatras, recortes en las urgencias, faltan médicos, incluso según denuncia Marea Blanca en municipios sevillanos como La Roda, Badolatosa y Marinaleda ha habido ocasiones donde se han encontrado sin médicos. También son numerosos los municipios cuyos centros de salud solo abren unas horas al día. ¡Sr. Moreno Bonilla ya está bien!

Al presidente andaluz del PP solo le interesa favorecer el negocio de la sanidad privada. De hecho, acabamos de saber que uno de cada cuatro andaluces paga ya un seguro de salud. Y ahora aprovechando el verano, en plenas vacaciones y para evitar ruido, ha llegado a un acuerdo con Ibermutua para el seguimiento y control de las bajas laborales por contingencias comunes, y seguir dando pasos en la privatización de la sanidad pública andaluza como han denunciado los sindicatos.

Este acuerdo publicado en BOJA el 4 de agosto entre Junta de Andalucía y la citada mutua, -ampliable a todas las mutuas patronales que quieran acogerse a él- va a permitirles que lleven el control casi absoluto de las “bajas laborales” y del proceso asistencial, dejando sin dichas funciones al médico de familia. Estamos ante un terrible ataque a los derechos de los trabajadores, porque todos sabemos que la mutua presionará para favorecer los intereses económicos de la empresa, siempre lo han hecho y lo van a seguir haciendo. Todo ello ha provocado las críticas más rotundas por parte de los sindicatos.

Este acuerdo deja en manos de las mutuas patronales el seguimiento y control de las incapacidades temporales por contingencias comunes, esto es, por cualquier enfermedad común, y no solo por procesos traumatológicos o por accidentes laborales, según defiende el sindicato CCOO. Estamos ante un sistema perverso donde incluyen la voluntariedad del paciente, que tiene que elegir entre mantener molestias durante años en una lista de espera interminable en lo público o ir a la mutua en un corto plazo de tiempo, eso sí, sin conocer las consecuencias finales que supondrá dicha decisión. Se olvidan de mejorar la salud del trabajador y se ocupan solo de recuperarlos para su vuelta inmediata a su trabajo.

Por su parte UGT apunta que dicho convenio va a suponer que las mutuas tengan el control casi absoluto de las bajas, e incluso el control y seguimiento del proceso asistencial, dejando sin dichas funciones a los médicos de familia. La externalización de este servicio de seguimiento de las bajas por contingencias comunes es un nuevo ataque a la ciudadanía, y el PP tiene el descaro y la desfachatez de explicarlo señalando que agilizará la prestación asistencial, la curación del paciente y una mayor eficiencia económica.

También la portavoz socialista de Salud en el Parlamento Andaluz, María Angeles Prieto, ha denunciado que las mutuas además realizarán las revisiones médicas de los pacientes de baja laboral, las pruebas diagnósticas, las interconsultas, la dispensación de fármacos, la fisioterapia, la rehabilitación y las intervenciones quirúrgicas. Lo que supondrá la privatización de la atención sanitaria en bajas laborales y sin un control adecuado del gasto fiscalizado previamente por el SAS.

Y por cierto, ¿si se externaliza el control y seguimiento de las bajas laborales y se deja en manos de las mutuas qué va a pasar con nuestros historiales clínicos? ¿Tendrán acceso las mutuas a toda esta información? ¿Todo esto quién lo va a controlar? ¡Estamos ante una absoluta barbaridad!

Y para terminar, cabe recordar que todos los veranos Moreno Bonilla lleva un ataque terrible a la sanidad pública, y los hace en agosto, para que se note menos. Lo llevó a cabo también el año pasado aprobando una orden de tarificación que incluía un avance hacia la privatización de la sanidad con la posibilidad de privatizar las consultas de Atención Primaria, orden que, a fecha de hoy, no ha sido modificada, a pesar de los acuerdos firmados por el propio presidente del Gobierno andaluz y por la Consejería de Salud que obligaban a retirar la Atención Primaria de dicha tarificación.

Ahora va por las bajas laborales de las enfermedades comunes, no asociadas al puesto de trabajo. Un paso más hacia la privatización de la sanidad pública y de la atención primaria, pero también un golpe a los andaluces en general y a los pacientes en particular, dejándole un gran beneficio empresarial a las mutuas. ¡Sr. Moreno Bonilla deje de jugar con la salud de los andaluces! ¡Ya ha hecho bastante daño!