Ha comenzado la campaña electoral o, mejor dicho, continúa, porque desde que Pedro Sánchez ganó la moción de censura, la derecha política y mediática comenzó una campaña de acoso y derribo, que continúa a día de hoy. Es sabido que, cuando la derecha no gobierna, considera que el poder ha sido usurpado, porque se creen que ellos han nacido con el sillón presidencial en propiedad.

Lo que más inquieta es la radicalización a la que se ha llegado. Y no es preocupante solo por este motivo, sino porque es la demostración palmaria de que la agenda está marcada por la ultraderecha de Vox.

Aquellos que insistían, una y otra vez, en que no había que reabrir viejas heridas, se empeñan en mantenerlas abiertas, situándolas en el centro de la campaña, con un lenguaje guerracivililsta. Parece más una campaña de amenazas que de propuestas. Amenazas que encuentran eco en los grandes medios de comunicación, como se vio en la intervención de Santiago Abascal en La Razón, y su retransmisión por televisión.

En esta semana, el 22 de febrero, se cumplen ochenta años del fallecimiento del poeta Antonio Machado en Cotlliure (Francia). Ocho décadas que parecen no haber transcurrido, si uno escucha las barbaridades que se están diciendo desde la derechona.

De nuevo, la propuesta es elegir entre las dos Españas: “Una España que muere y otra España que bosteza”, como escribió el poeta en El españolito. “La España viva, la España que madruga”, declamó Santiago Abascal que, a juzgar por su única actividad, la política, no parece haber madrugado muchas veces en su vida. Aquel que quiere acabar con las mamandurrias, así calificadas por su valedora Esperanza Aguirre, y los chiringuitos, no ha vivido de otra cosa que no fueran las mamandurrias y los chiringuitos.

Los españoles de bien, que son muchos, saben de qué lado están. Saben que la amenaza llega desde la España “de charanga y pandereta, cerrado y sacristía, devota de Frascuelo y de María” y, después de ochenta años, ponen en valor a la España “implacable y redentora”.

Las circunstancias han querido que pudiéramos comprobar muy pronto cómo se las gasta el tripartito derechista. En solo un par de semanas quedaron al descubierto sus mentiras en Andalucía, justificadas por ellos como “cosas que se dicen en campaña”.

Al quedar en evidencia su populismo económico, solo les queda seguir tirando de nacionalismo exacerbado y de enfrentamiento. Vox y sus perritos falderos, PP y Ciudadanos, hablan otra vez de “ellos y nosotros”, dando vigencia a Antonio Machado, que describe la España de los años 30 e, involuntariamente, la España actual.