Eva Vila-Massanas (Girona, 1971) nunca tuvo muy claro a lo que se quería dedicar. En primer lugar pensó en la política, por aquello de hablar en público, algo que le gustó desde muy pequeña. Más tarde pensó que la opción correcta sería el periodismo, y es que uno de sus grandes sueños era viajar por todo el mundo, cosa que podría conseguir siendo corresponsal. Su pasión por las matemáticas también le hizo plantearse estudiar física. Aunque, finalmente, decidió estudiar Económicas. 

Estados Unidos siempre estuvo en su cabeza. Desde muy temprana edad, soñaba con viajar al interior del país montada en un descapotable descubriendo todo lo que el antiguo continente tenía que ofrecerle. Esa fue la idea que plasmó en el ensayo necesario para optar a la beca de estudios en Estados Unidos. Lo consiguió y Eva pudo llevar a cabo sus sueños de infancia, nos cuenta en esta entrevista de la serie 'Mujeres Extraordinarias', un proyecto realizado en colaboración con Renfe, cuyo objetivo es visibilizar el talento femenino.

Sus pasiones: el cine, la lectura y la justicia social

Eva fue siempre una niña muy activa, algo que sigue conservando a día de hoy, es de esas personas que “se apuntan a un bombardeo”. De su infancia también ha conservado la pasión por la lectura y el cine, su curiosidad y la justicia social. De hecho, el cine, concretamente la película 'Wall Street' protagonizada por Michael Douglas, fue la cinta que la motivó a aceptar su primer trabajo en Estados Unidos como broker. 

“Mi época estudiantil fue muy divertida. La verdad es que la recuerdo como una de las épocas más divertidas de mi vida”, confiesa. Y es que Eva siempre ha tratado de divertirse en todo lo que hacía. “Yo era muy buena estudiante, siempre he sido muy buena estudiante, pero también he sido muy fiestera”, y es que Eva era de las mejores de clase, pero también formaba parte del equipo de atletismo y le quedaba tiempo para ir de fiesta con su grupo de amigas.

Con este grupo de amigas guarda una anécdota que ocurrió en un tren. Eva y sus amigas iban rumbo a un restaurante italiano “muy chic”, pero no tenían tiempo de ir al hotel, cambiarse y llegar a la hora acordada con el restaurante. Entonces, decidieron cambiarse y arreglarse en el propio tren. Su sorpresa llegó al percatarse de que una cámara de seguridad les apuntaba en todo momento. “Ya nos veíamos medio desnudas en alguna plataforma”, nos explicas. Pero, todo quedó en una anécdota divertida, que recordarán siempre.

“Siempre he sido muy segura de mí misma”

“En los años 90 no había referentes femeninos. Existían, pero no las conocíamos”, nos explica sobre sus referentes femeninos en su etapa en la Universidad. Pero fue algo que no le impactó demasiado. “Yo siempre he sido muy segura de mí misma, entonces yo hacía lo que yo quería hacer, aspiraba a lo que quería aspirar. No buscaba tener un espejo en el que mirarme”, dice. Ella pensaba que “todo era posible”.

Juno House, su proyecto más personal

“Juno House es un proyecto muy bonito”, nos cuenta sobre su proyecto más personal, cofundado junto a Natalie Batlle y Liana Knight Grieg. Juno House es “un club privado y un workspace” al mismo tiempo. Un espacio ideado por mujeres, para mujeres. “Hemos conseguido crear un club social para mujeres, para empoderarlas personal y profesionalmente. Es un espacio para que las mujeres creen esas conexiones, creen esas redes de networking y salgan más empoderadas fuera”, nos cuenta muy orgullosa sobre Juno House, lugar en el que tuvimos el placer de grabar esta entrevista.

“Llevo ya años involucrada en varios proyectos que tienen que ver con la igualdad en varias facetas”, nos explica sobre sus diferentes proyectos profesionales. Eva comenzó a involucrarse con el feminismo de manera orgánica, sin darse cuenta. A día de hoy es una de las piedras angulares de su vida. En WeEqual, ayuda a la compañías a crecer “pero a hacerlo de una manera con impacto social, hacerlo de una manera igualitaria”. 

“Sólo un 2% del capital que va a apoyar a startups tecnológicas, va a apoyar a startups lideradas por mujeres”

Pero esta no es la única iniciativa en la que está inmersa Eva, hay más. Otra de ellas es We Rock, un grupo de mujeres que se dió cuenta de que “sólo un 2% del capital que va a apoyar a startups tecnológicas, va a apoyar a startups lideradas por mujeres”. Resulta curioso que esto sea así, ya que los datos demuestran que las startups tecnológicas lideradas por mujeres cuentan con mejores resultados. Por eso, han decidido realizar micro inversiones en varias de estas compañías en las que las directivas son mujeres. Eva también es embajadora de la Fundación ARED.

El empoderamiento como meta

“Está claro que hay más mujeres ahora que antes. Hay más mujeres en ciertas posiciones y en ciertos sectores”, cuenta respecto a la posición de las mujeres en las grandes empresas. Aunque, Eva cree que esto pasa por las regulaciones impuestas por ley, de no ser así, cree que esto no ocurriría. “Todo está cambiando, de forma orgánica, pero bastante despacio. Siguen siendo necesarias políticas de apoyo para cambiar esta tendencia”. Y es que, es cierto que cada vez aumenta más el número de mujeres formadas y en puestos de responsabilidad, aparecen mujeres y hombres que apoyan la igualdad y la diversidad en sus empresas, pero todo va muy despacio. Para ella todo va “demasiado despacio” ya que “se necesitan 131 años para conseguir la igualdad económica entre hombres y mujeres”, y la paciencia no es una de las cualidades de Eva.

“Me inspiran muchas mujeres que nadie conoce”

Muchas mujeres han inspirado la vida de Eva Vila-Massanas, todas ellas hicieron algo para cambiar el mundo como Malala Yousafzai ​o Rosa Parks, otras estuvieron en la sombra muchos años como “todas esas científicas que han pasado desapercibidas tantos años o se les ha atribuido sus conocimientos y descubrimientos a otras personas”, nos cuenta. “Me inspiran muchas mujeres que nadie conoce y que están luchando en su casa, en su barrio o en su pequeño pueblo para algo distinto, para ayudar a otras”, añade. Y es que, sin el esfuerzo de todas esas mujeres, ya sean anónimas o conocidas, no podríamos avanzar como sociedad.