De vuelta de impresionarnos con Supernormales la pasada temporada en el Teatro Valle Inclán, Esther F. Carrodeguas estrena en el Teatro del Barrio, entre el 26 de octubre y el 6 de noviembre, Lo único que verdaderamente quise toda la vida es ser delgada. Un texto de auto[NO]ficción que la artista ha escrito e interpreta, bajo la dirección de Xavier Castiñeira, abordando la relación con su cuerpo, marcada por la gordofobia que se respira en cualquier pequeña esquinita de esta sociedad donde impera una dictadura de la imagen. Además, Carrodeguas ofrecerá, en este mismo teatro, el taller Dramaturgia en pie de guerra, entre el 1 y el 4 noviembre de 10h a 14h.

¿Cómo surge la idea de este montaje?

Tenía este texto escrito desde hace años. El año pasado lo presenté a una convocatoria de monólogos de la SGAE, y por ser finalista, lo tuve que llevar a escena, de manera muy sencilla. Ver el impacto en el público aquel día nos convenció a seguir trabajando en él.

¿Por qué somos gordofóbicas como sociedad?

¡Eso me gustaría a mi saber! Pero el caso es que lo somos, y por supuesto me incluyo. Lo que si es cierto es que hay numerosas empresas de casi cualquier cosas que continuamente nos hacen comprar los que es un cuerpo hermoso. Y fíjate que puede que no compremos determinados productos, pero compramos, y a qué precio, la referencia al cuerpo que hay debajo.

¿Tiene algo de exorcismo narrar tu propia historia?

Sí. Cuando la escribí estaba como vomitando, necesitaba sacarlo fuera, dejarlo en el papel y ver si se podía ir al poner la palabra FIN.

¿E interpretarla?

Interpretarla me ha hecho vivirlo de otra manera. Este es un texto que a mí me ha dolido mucho escribir, y que ahora puedo recitar e incluso reírme en escena. De echo, la sorpresa ha sido que, muy a mi pesar, se ha transformado en comedia. ¡El público lo agradecerá!

¿Hay una tendencia a revalorizar los cuerpos sean estos como sean, o es otra estrategia de márketing?

En este siglo XXI todos los “colectivos” diferente están pidiendo a gritos el cacho de la tarta del que no han podido disfrutar en el pasado. Y existe un discurso que, desde lo políticamente correcto, dice que aceptar lo diferente “es bien” por lo que unirte a ciertos valores, como marca, efectivamente puede vender. Pero el trabajo de aceptación real es mucho más lento. Y me temo que, con el tema de la imagen (no sólo de la gordofobia si no en general con la tiranía de la imagen) las redes sociales descompensan bastante el efecto aperturista. Estamos en un momento en el que en vez de haber cada vez más gente haciendo topless, hay menos. Como sociedad nos tapamos más, tenemos más miedo a la cámara, posamos para estar estupendes, nos operamos y nos retocamos con photoshop. No parece un gran avance.