El 54 % de los 5.000 alumnos de entre 15 y 19 años encuestados un estudio de la Universidad de Valencia ha admitido haber gastado dinero en juegos de azar, y casi un 2 % presentaba indicadores de juego patológico. Apostar parece hoy más fácil que nunca gracias a Internet, con un teléfono móvil, y eso puede favorecer las adicciones.

Sobre todo entre “personas más vulnerables sometidas a estímulos repetitivos y muy intensos, que hacen que salte más rápidamente el descontrol”, explica a Agencia EFE Augusto Zafra, psiquiatra y jefe de la Unidad de Salud Mental y Psiquiatría Hospitalaria en el hospital Vithas Nisa Valencia al Mar y en la Clínica de Desintoxicación y Patología Dual del Hospital Vithas Nisa Aguas Vivas.

Por su parte, José Miguel Budia Velo, psicólogo del Centro Cuarto de Contadores, ubicado en la localidad madrileña de Leganés, explica que los jóvenes empiezan a apostar incitados por la publicidad de las casas de apuestas y por el entorno social próximo. En sus anuncios, las casas de apuestas destacan que te regalan un vale por una pequeña cantidad de dinero para apostar, de modo que si lo apuestas y ganas, el dinero es para ti y si lo pierdes, no pierdes nada. Entonces apuestas y así te enganchas”, comenta. De nuevo a Agencia EFE.

Las asociaciones entre estímulos y consecuencias agradables como son ganar dinero, solo o con amigos, y la sensación de tener control sobre el azar, hacen que las personas no sean conscientes de que no tienen control sobre la suerte que conlleva apostar y por ello lo hacen sin miedo, llegando a perder en ocasiones cantidades de dinero importantes”, indica el psicólogo. “Llega un momento en que estás en casa aburrido y sólo te apetece apostar; quedas con tus amigos y ellos quieren ir a apostar; si no sales a la calle puedes apostar con el móvil; tienes un mal día y sólo te ayuda apostar; te hace falta dinero y sólo piensas en apostar”, describe Budia Velo.

Una vez que se ha empezado a jugar, la cuestión consiste en saber dónde está la línea entre la diversión y la adicción. Para los especialistas de los hospitales Vithas Nisa cruzarla “es fácil y rápido, ya que se puede jugar desde cualquier lugar, sin horarios”. Además, subrayan que hay un neuromarketing muy agresivo en el que se minimiza la percepción del sujeto de la pérdida económica.