La forma como se está abordando la triple crisis sanitaria, social y económica derivada de la expansion de la Covid – 19 nos está dejando un reguero de desafíos éticos, vinculados a nuestras libertades, nuestra relación con la tecnología o el trato que ofrecemos a nuestros mayores, por ejemplo. Le pedimos a Fernando Broncano que analice algunos. Broncano es catedrático de Filosofía de la Ciencia en la Universidad Carlos III de Madrid. Es autor de Saber en condiciones (2003, Antonio Machado), Entre ingenieros y ciudadanos (2006, Montesinos); La melancolía del ciborg (2009, Herder), Sujetos en la niebla (2013, Herder) o Cultura es nombre de derrota (2018, Delirio), por mencionar solo algunos títulos de su extensa carrera.

DILEMA 3: Esta crisis ha enfrentado a la población a una pandemia muy contagiosa y con una letalidad muy elevada, y estamos haciendo un gran sacrificio colectivo para proteger nuestra salud y hasta salvar nuestra propia vida. ¿Cambiará nuestra relación con la muerte?

Fernando Broncano: La pandemia nos ha hecho ver muchas cosas que no veíamos. Habíamos levantado un muro de ignorancia (de nuevo el poder del no saber) sobre las vulnerabilidades personales y colectivas. La muerte se había convertido en algo aséptico que ocurría en habitaciones de hospital y se gestionaba en salas acondicionadas de funeraria, algo ya muy de trámite. Los ancianos habían desaparecido de las casas confinados en nuevas instituciones que eran uno de los grandes fenómenos del momento. La sociedad antiséptica era sobre todo una sociedad hecha para no pensar en la muerte. De pronto hemos visto los sistemas sanitarios desbordados, los enfermos por los pasillos, las residencias convertidas en morideros en las más espantosas condiciones, el personal sanitario convertido en víctimas potenciales de la contaminación vírica. Como en el cuento, nos fuimos a Samarra para que la muerte no nos encontrase sin saber que allí estaba esperándonos. La muerte es parte de la vida, es algo que vamos a aprender por la vía de los hechos y que en adelante tendremos que gestionar de otra forma, sabiendo que su presencia es permanente y no es solo una lotería singular para personas contadas individualmente, sino una realidad que afecta a todas las sociedades. Tendremos que repensar nuestros sistemas de salud, sabiendo que las pirámides de población invertidas producen sociedades muy frágiles y con poca capacidad de reacción. Tendremos que repensar los imaginarios sociales que han acompañado a las generaciones que están más arriba en el gráfico.

En este sentido, se le está pidiendo a las generaciones más jóvenes que sean conscientes de que protegerse a ellos mismos significa proteger a sus mayores, que son más vulnerables al coronavirus. ¿Cambiará nuestra relación y forma de cuidar a las personas mayores?

Fernando Broncano: Esta cuestión va a ser central en los próximos años. En un país envejecido, los jóvenes fueron la fracción de la población menos protegida durante la crisis económica pasada (medio pasada), ahora se les ha pedido una movilización general para sostener la vida de las generaciones mayores. Si se mide en términos de cálculo, surgen posiciones tan repugnantes como las que tomaron ciertos gobiernos, e incluso, como se extendió al comienzo de la crisis, en forma de chistes sobre la solución a la sostenibilidad de las pensiones. Espero que ahora encontremos una nueva conciencia de la interdependencia compleja de las generaciones. Por un lado, reorganizar la sociedad para que los jóvenes puedan tener proyectos de vida y crear sus familias, algo que cada vez les es más difícil. Por otro lado, habrá que redefinir el papel cultural de las generaciones mayores en un mundo en que serán una fracción considerable. Será necesario pensar las edades del ser humano como relatos de vida largos, construir una sociedad que aproveche todas las posibilidades, las de la fuerza y el espíritu creativo y las de la experiencia. En los dos polos de vulnerabilidad están los jóvenes, sin futuro, y los viejos, en la soledad de casas desoladas o confinados en residencias negocio. Tenemos que reordenar los espacios sociales para que esto deje de ser la regla.