Alejandro Simón Partal es un poeta que hace pie en varias artes: tras años de colaboración con Christina Rosenvinge, ahora desarrolla el proyecto musical Centauros vivos con Tulsa, y ha estrenado en Málaga la pieza teatral Resistencia y Sumisión. Recientemente ha ganado el Premio Hermanos Argensola por Una buena hora (Visor, 2019). En estos días en que lo colectivo se limita al mercado, el balconismo y las redes sociales, participará en las lecturas literarias que organiza en sus redes sociales el Teatro Cervantes de Málaga.

¿Cómo lleva el confinamiento? Me cuesta hablar de mi confinamiento estable cuando hay tanta gente viviendo una situación dramática y cruel. Lógicamente cada día me cuesta más no poder salir de casa. No tanto el hecho de no salir, como el de la imposibilidad total del encuentro. Hago buena parte de mi trabajo en casa, así que de momento no he notado demasiado el cambio.

¿Qué hábitos conserva de los que tenía, y cuáles nuevos ha adquirido? He adquirido el hábito de hacer deporte en el salón de la casa de Tote, donde estoy confinado, pero no creo que se prolongue más allá de estos días. También el de comer perritos calientes sin mesura ni culpabilidad. Por lo demás todo sigue igual. Me sigo levantando a las 6.30, rezo, escribo, desayuno y después me pego una cabezada que arranca de nuevo el día.

"Me cuesta hablar de mi confinamiento estable cuando hay tanta gente viviendo una situación dramática y cruel"

¿Se pasa el día en pijama? No. El pijama y la bata me enferman de por sí. Si me lo dejo puesto media hora fuera de la cama se me empieza a cortar el cuerpo y siento escalofríos y una profunda tristeza. Me suelo vestir mejor cuando me quedo en casa que cuando salgo.

¿Cuántos rollos de papel higiénico tiene en casa? Los justos. Uso el bidé. Ese papel tiene muy poco de higiénico, y empieza a suponer un problema casi tan grande como el del plástico. Ha sido bochornoso ver a tanta gente arrastrando paquetes estos días. No se me ocurre mayor motivo de separación o divorcio que ver a tu pareja entrando a casa con varios paquetes de rollos en cada mano. Yo eso no podría superarlo nunca y no habría virus que impidiera mi huida en mitad de la noche.

Recomiéndenos un libro, una peli y una canción para pasar este mal trago. Una cancion: Let´s Pretend We´re Bunny Rabbits all the Rabbits, de Magnetic Fields. Sthephin Merritt canta “Hagámoslo todo el día”, no es mal consejo para pasar estas semanas. Si por el contrario se está solo en casa y no hay nadie a quien abordar, recomiendo Miedo, de La Bien Querida, o Vision Fugitives, de Prokófiev. Un libro: ahora tengo a mi lado un ensayo que me han regalado, La misericordia, de Walter Kasper, que nos recuerda que esta palabra latina, misericordia, quiere decir tener el corazón (cor) con los pobres (miseri), con los que sufren. Una peli: Acabo de ver el preestreno de la última de Xavier Dolan, Mathias y Maxime. No me ha gustado, pero trata el deseo desde una vulnerabilidad que podría haber estado muy bien si se hubiera esmerado un poquito más. Me gusta esa intención velada que parece tomar de ponerse en contra de la idea de amar como si fuésemos amigos. Y, ya que tenemos el corazón en el verano, La virgen de agosto, de Jonás Trueba.

¿Cómo saldrá la Cultura de esta? La cultura saldrá adelante porque su base es la servidumbre, y eso, en esta sociedad tan necesitada y limitada, la convierte en imprescindible. Aunque sería oportuno recordarnos que también supone renuncia, silencio y abandono, y no ver este desastre como posibilidad, como muchos creadores la están viendo. Es terrible toda la producción sensacionalista en torno a esta situación que estamos padeciendo. No lo puedo comprender.