Es difícil de imaginar. Nuestras vidas no son más que un suspiro en el océano de tiempo en el que nos movemos. Pensamos que nuestra existencia es lo más importante y nos felicitamos de alargar la esperanza de vida. Pero a veces conocemos un dato que nos hace dar vueltas la cabeza.

En Senegal

En Senegal hay un ser vivo de 6.000 años. Muy pocos pueden llegar a esta cifra. Realmente nada, Solamente un baobab gigantesco que ha permanecido impasible durante seis milenios. Los investigadores ya aventuraban que se trataba de un ejemplar extraordinariamente antiguo. Estimando la velocidad de su crecimiento era algo que se podía ver a simple vista. Su altura de 30 metros y sus 10 metros de diámetro ya permitían aventurarlo.

Como un fósil

Pero un análisis mucho más formal arrojó la increíble cifra. Los especialistas analizaron la edad del árbol utilizando el mismo sistema de descomposición del carbono que se emplea para datar la fecha de los fósiles. Y según ellos, no hay duda. El Gran Baobab senegalés tienen alrededor de 6.000 años. Es decir. No es solo que este árbol sea muy anterior al nacimiento de Cristo. Es que con toda seguridad ya estaba ahí plantado mucho antes de que se edificaran las grandes pirámides de Egipto. Cuando era un árbol ya fuerte, el ser humano acababa de asentarse en algunas zonas del planeta, mientras que en otras continuaba cazando y recolectando su sustento. Cuando sus primeras hojas cayeron al suelo, el Sáhara todavía era un área verde. La suerte de este árbol más que milenario es que el baobab está considera como sagrado por la cultura local. Algo lógico si pensamos que de este tipo de árboles obtienen desde cuerdas hasta cobijo en las hendiduras de sus troncos. Porque árboles de este tipo y quizá igual de antiguos han caído presa de los comerciantes de madera en otras áreas del planeta. En unos minutos acabamos con una vida que lleva quizá 2000 años sobre la Tierra.