Cuando se recibe el diagnóstico de una enfermedad, lo último que se necesita son falsos consejos o falsos remedios. Sin embargo, la inocencia por un lado y la avaricia económica o de poder por otro, hacen que las pseudoterapias triunfen hasta extremos sorprendentes. La APETP (Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas) ha realizado el “Primer informe sobre fallecidos a causa de pseudoterapias en España”, recogiendo casos aparecidos en los medios de comunicación y en la literatura científica y realizando una extrapolación de esos datos respecto a la demografía.

Así, la asociación, que forman afectados, médicos, científicos y otros profesionales, llama la atención sobre la ausencia de estudios oficiales, lo que dificulta “arrojar luz sobre un grave problema de salud pública que genera miles de muertes evitables al año”, apuntan, y añade que los datos recogidos “son solo la punta del iceberg de un problema que en realidad es mucho más profundo y dejaría más muertos”.

Por otro lado, el informe quiere desmontar con ejemplos diversos el argumento de la inocuidad y seguridad de las terapias alternativas. El daño físico e incluso la muerte llega, según el estudio, por un abandono del tratamiento, por un retraso en el inicio del tratamiento o por daños directos ocasionados al paciente por los efectos adversos de estas pseudoterapias o su interacción con la terapia farmacológica que estén recibiendo.

Además del daño físico, la APETP destaca el engaño económico y la creación de falsas esperanzas sobre todo ante enfermedades que conllevan “sufrimiento psicológico, como el cáncer, el sida, el autismo o la esclerosis múltiple”, entre otras.

El estudio destaca que uno de los problemas para abordar el daño de las pseudoterapias es la escasa información bibliográfica ya que la mayoría de los estudios se han centrado en buscar la efectividad y, al no encontrarla, no han seguido investigando los efectos adversos. Y destacan el caso de los enfermos de cáncer que hacen uso de estas pseudociencias y que “tienden a retrasar más la iniciación de la quimioterapia” poniendo en riesgo la perspectiva de supervivencia.