Quizá os dejamos intranquilos hace unos días. Os pedimos disculpas si fue así, pero es que tampoco existían más datos. Solo eso, que una antigua estación espacial china andaba sin control en órbita y que se esperaba que cayera sobre la Tierra, sin saber muy bien cuándo ni dónde.

A 20.000 km/h

Pues bien, el laboratorio espacial Tiangong 1 ingresó en la madrugada europea en la atmósfera terrestre. Según las autoridades chinas, la mayor parte de la estructura del complejo se desintegró debido al rozamiento de las capas más altas de la atmósfera terrestre. No en vano, a una velocidad de entrada de 20.000 kilómetros por hora, no hubo mucho que lo resistiera. Pero alguna de las partes bien por su tamaño bien por su composición sí que llegaron a la superficie terrestre. Afortunadamente cayeron en el mejor sitio posible, el Pacífico Sur. Ya os comentamos en otro artículo que esta zona suele emplearse para estos cometidos dada el bajísimo número de personas que viven en la zona. Lo único es que normalmente estas caídas se programan y en esta ocasión ha sido fortuito.

Ocho toneladas

Y ha sido una suerte, porque en su origen la estructura cilíndrica provista de dos paneles solares pesaba en conjunto más de ocho toneladas. Aún perdiendo partes de su estructura durante la reentrada, el impacto de cualquier resto podrían haber causado graves daños, sobre todo teniendo en cuenta a la velocidad a la que se desplazaba. Los responsables del programa espacial chino han querido pasar página sobre la pérdida de gobierno y la caída descontrolada de la nave, recordando la aportación de la Tiangong-1 a la evolución del programa espacial del país. Sobre todo, los aprendizajes extraídos para la creación de una estación espacial permanente china.