No es la primera ciudad que lanza un pacto similar a sus ciudadanos, también lo hacen Sidney o Pekín. Y es que la estrategia de tocar el bolsillo como vía de reducción del consumo de plástico parece garantía de éxito; véase, si no, la experiencia en España con el cobro de bolsas de plástico de un solo uso. El ayuntamiento de Estambul ofrece ahora sus ciudadanos la opción de convertir las botellas y latas de plástico en moneda de cambio para el transporte público.

Ya hay tres máquinas operativas en una estación de metro, en las que es posible obtener tickets para viajar a cambio de latas de refrescos y botellas de plástico de distintos tamaños. Por 20 latas se recibe un crédito equivalente a 80 céntimos de euro, equivalente a un billete para el autobús, metro, barco y tranvía en la ciudad de Estambul. Cuanto más plástico o metal, más crédito para viajar. Además, las autoridades premiará a los usuarios que más reciclen durante el año, con viajes gratis y entradas para eventos culturales.

Según la Asociación de Industriales de Plásticos Padger, en Turquía, cada persona genera cada año 90 kilos de residuos en plástico, mientras que en la Unión Europea la media está en 72 kilos por persona y año, indica esa fuente. Como estrategia global en la que se enmarca esta idea financiera del transporte, el Gobierno ha creado otras iniciativas de reciclaje para todo el país, como el plan Cero Desperdicio, un proyecto de 3 millones de euros, para reducir el consumo en las instituciones públicas.