El Festival Internacional de Berlín ha anunciado las primeras decisiones de cara a su próxima edición, en febrero de 2021. Primero de todo, ha concretado que se tratará de un evento físico, una propuesta sorprendente en los tiempos que corren debido a la pandemia del Covid-19.

No obstante, la auténtica sorpresa ha sido el anuncio de una nueva categoría en sus premios: Mejor actuación de género neutro (Perfomance Awards Gender-Neutral). Esto implica que se sustituirán los premios a Mejor Actor y Mejor Actriz por el Oso de Plata de Mejor Protagonista y Oso de Plata a Mejor Personaje Secundario, que se concederán sin tener en cuenta el género del actor o actriz. Como defienden desde la dirección del festival:

Creemos que no separar las distinciones según género implica mayor concienciación sobre las diferencias de género en la industria cinematográfica".

Se trata de una decisión histórica que se ha tomado en un festival de clase A, la máxima distinción de los festivales cinematográficos, a la altura de festivales como los de Venezia, San Sebastián y Cannes, por lo que puede sentar precedentes en los circuitos internacionales.

Un cambio necesario en el cine

Dejar de distinguir las interpretaciones en función del género de sus intérpretes puede implicar grandes cambios en la industria cinematográfica. Para empezar, permite la entrada en circuitos de gran categoría a actores y actrices que se autodenominan de género neutro, no binarias o de género fluido, lo que también implicará mayores posibilidades de descubrir estas historias en el cine, sin necesidad de forzar una masculinidad o feminidad concreta para poder entrar en competiciones.

Por otro lado, también permitirá enfrentar problemáticas cuya raíz suele ser el sexismo, que encontraba su respaldo en el sistema de premios y que terminaba marcando a las películas para poder acceder a estos premios. Ante las excusas de diferentes premios y distinciones por motivos de género, muchas actrices han denunciado la famosa 'pay gap', es decir, la diferencia de sueldo entre una mujer y un hombre, porque en ocasiones no se ha considerado que el prestigio sea equitativo entre ganadores y ganadoras.

Finalmente, suponer que la calidad de interpretación no puede ser comparada entre hombres y mujeres es seguir reforzando la idea de que un hombre y una mujer no pueden ser tratados por igual. Entonces, también implica un cambio de estructura respecto a cómo comparamos a actores y actrices y qué consideramos que es bueno de sus interpretaciones.

Ahora nos queda ver si la Berlinale concede este premio a hombres y mujeres, es decir, si realmente se implementa este criterio de neutralidad de género, sin que se olvide de las mujeres pero tampoco fuerce su presencia a límites absurdos. Paralelamente, también queda la incógnita de cómo reaccionarán el resto de festivales y, finalmente, si esto estimulará a la industria cinematográfica a apostar por nuevas narrativas y por papeles que puedan desprenderse del sexismo y los estereotipos de género.