Cuando todavía no se pueden establecer claramente cuáles serán las consecuencias de la salida del reino Unido de la UE, se empieza a percibir que el Brexit puede manifestarse en aspectos que ni tan siquiera se hubieran imaginado.

Una idea de parlamentarios

El último de ellos es la propuesta de varios parlamentarios británicos que presentaron un proyecto de ley para devolver las esculturas del friso del Partenón a Grecia. Aunque no está claro que la idea prospere en las votaciones de Westminster, se trata de uno de los primeros gestos a alto nivel para satisfacer esta vieja reclamación griega, rechazada una y otra vez por los ingleses.

Los mármoles de Elgin

Desde que en 1816, el conde de Elgin vendiera las esculturas del templo griego al estado, estas se muestran en una fría sala del Museo Británico junto con otros relieves de monumentos como el Erecteion o el templo de Atenea Niké. Elgin, embajador en la zona, aprovechó la desidia hacia el conjunto histórico ateniense por parte de las autoridades otomanas que controlaban la zona en aquella época y utilizaban los edificios como almacenes o polvorines. De hecho, el propio Partenón se conservó en buen estado hasta mediados del siglo XVI, cuando un cañonazo veneciano impactó en los depósitos de pólvora que albergaba y la explosión destruyó buena parte del edificio.

La mayoría a favor

Ahora, este grupo de diputados de varios partidos, pero todos proeuropeos, quieren hacerse eco de la opinión mayoritaria entre los británicos, que se manifiestan a favor de la devolución. El 70% es partidario de trasladar los mármoles a Grecia y solo el 13% afirma estar en contra. Pero los griegos, después de dos siglos, conocen bien el juego y no se hacen ilusiones. Por supuesto, mantienen esta reclamación histórica, impulsada en los años ochenta por la actriz, entonces ministra de Cultura, Melina Mercouri y aseguran tener un sitio reservado para las obras en el Museo de la Acrópolis. Por el lado contrario, el director del Museo Británico se defendido que las esculturas se mantengan en su institución, arguyendo, con cierto cinismo, que la gran cantidad de obras de diferentes épocas y estilos permiten a los visitantes tener una amplia perspectiva del arte antiguo en una sola visita, lo que seguro encierra cierto temor a que la salida de los relieves griegos fuera la espita que encendiera reclamaciones egipcias, italianas, iraníes, iraquíes, etc, etc.