“¡¿Qué es la nada?!” Pregunta un atribulado Atreyu al lobo hablador Gmork en La Historia Interminable, la inmortal obra de Michael Ende. “El vacío que queda. Como una ciega desesperación que destruye este mundo”, responde al animal antropomorfo en referencia la Reino de Fantasía. Cómo describir la nada, cómo enfrentarse a ella. Ahora tenemos la oportunidad de experimentarlo. Solo hay que ir hasta la sede de los Juegos Olímpicos de Invierno, en PyeongChang, al sur de Corea. Ahí se ha instalado lo más parecido a la nada que podemos encontrar en nuestro mundo. Esta nada tiene la forma de un edificio. Un edificio tan negro que absorbe el 99% de la luz que recibe. El efecto se debe a un viejo conocido de Leequid: El Vantablack. Recordamos: se trata de un pigmento industrial obtenido tras largos años de investigación. Se estima que es la aproximación más cercana al negro absoluto que somos capaces de sintetizar. En principio la polémica vino porque la compañía que lo creó, Surrey Nanosystems, lo asignó en exclusiva al artista Anish Kapoor. Pero parece que ahora a liberalizado su uso. Porque ha sido utilizado para recubrir el pabellón de exposición de una marca de coches coreana en la ciudad olímpica que acoge a los deportistas. Es una construcción temporal de 10 metros de altura diseñado por el arquitecto británico Asif Khan. Un edificio que asusta solo con verlo. Como un gran agujero en el espacio que conduce a la nada. Algunas pequeñas luces en su superficie contribuyen a crear el efecto, como estrellas suspendidas en la noche más oscura que jamás ha existido. Los responsables de la compañía que elabora el pigmento describe las pareces como un “arrecife de coral a escala microscópica. Los fotones llegan a la superficie y rebotan una y otra vez hasta que son absorbidos por el vantablack. Hasta que se cuelan en cavidades ópticas de la estructura mil veces más estrechas que un cabello humano”.