Un estudio realizado por dos investigadoras del Centro Espacial Alemán ha calculado que el elemento de los aviones comerciales que más contamina no son sus motores, sino esas estelas que dejan a su paso, esas líneas de nubes blancas que no es sino condensación de humedad del aire y partículas de carbono que liberan los motores.

Y es que los aviones suelen volar a una altitud que los lleva por encima de la troposfera, donde la humedad forma cristales de hielo, que al pasar el avión, se agrupan con el carbono de los motores y pasan a estado gaseoso.

Las científicas del Centro Espacial Alemán calcularon, en un trabajo publicado en Atmospheric Chemistry and Physics, que estas estelas de condensación de agua están teniendo un impacto mayor en la polución ambiental que los gases de efecto invernadero que lo que salen de los motores de aviones, porque estas nubes artificiales pueden dificultar la aparición de cirros naturales y hasta reemplazarlos por completo en algunos casos. Las estelas de condensación y los cirros artificiales que provocan tienen, igual que el dióxido de carbono (CO2), una alta fuerza de radiación, por tanto su concentración provoca un aumento en la temperatura de la atmósfera, lo que implica un mayor peligro.