En los últimos días, meteorólogos y científicos han expresado su preocupación por el viaje en catamarán que el pasado miércoles inició Greta Thunberg para asistir a la Cumbre del Clima (COP25) que se va a celebrar en Madrid a partir del próximo 2 de diciembre. El motivo de estas sensaciones negativas ha sido el clima, el estado del Atlántico que va a cruzar la joven activista sueca a causa del frío, la lluvia y el viento, en plena época de temporales.

Sin embargo, Thunberg ha confirmado en Twitter su ilusión por embarcarse en este catamarán de 15 metros de eslora y 14 de ancho bautizado como La Vagabonde, propiedad de Riley Whitelum y Elayna Carausu, una pareja australiana que navega alrededor del mundo con su hijo de 11 meses, y se ha ofrecido a traer a Thunberg y su padre a España, después de que ella pidiera ayuda en sus redes sociales para viajar a nuestro país tras la cancelación de la Cumbre en Chile y la confirmación de que sería Madrid la ciudad que acogería este encuentro internacional.

Thunberg salió el pasado 13 de noviembre de la costa de Virginia, en Estados Unidos. Los catamaranes como ese en el que viaja suelen estar equipados para establecer comunicaciones y recibir partes meteorológicos. La activista, que se ha tomado un año sabático, evita viajar en avión para crear conciencia sobre el impacto de este medio de transporte en la crisis climática. Ya en agosto, viajó desde Reino Unido a Nueva York en un velero ecológico de competición propiedad de Pierre Casiraghi, el hijo menor de Carolina de Mónaco, para asistir a la Cumbre sobre la Acción Climática de Naciones Unidas.