Sólo Alemania, Reino Unido, Francia e Italia nos superan. Según cifras del informe Global E-waste Monitor 2017  de la Universidad de las Naciones Unidas (UNU), la Unión Internacional de las Telecomunicaciones (IUT) y la Asociación Internacional de Residuos Sólidos (ISWA por sus siglas inglés, International Solid Waste Association), España es el quinto país en producción de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) en la Unión Europea,  aunque el estudio señala también que se recogieron sólo 198.000 toneladas, el 21% de los residuos.

Y es que, según Eurostat, en España se producen alrededor de un millón de toneladas de residuos electrónicos al año, de las que más de 750.000 son aptas para el reciclaje, pero aunque la Ley sobre el tratamiento de estos residuos determina que los fabricantes son responsables del correcto reciclaje de la tecnología que producen, se calcula que más de 500.000 toneladas de chatarra electrónica no se reciclan correctamente. La mayoría de estos residuos son abandonados en vertederos ilegales que no cuentan con la tecnología necesaria para tratar la chatarra, son exportados ilegalmente a otros países, o tratados irregularmente para extraer y vender los materiales valiosos que contienen.

De acuerdo con el estudio de la ONU, la cifra actual de recogida de residuos electrónicos implica un crecimiento del 17 % respecto a las cifras de hace cuatro años y un 43 % respecto a las de hace ocho, por lo que el volumen de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) ha crecido en España a un ritmo tres veces superior al de la media de desperdicios urbanos.

El dato es “alarmante”, según la ONU, debido a las consecuencias que puede tener este tipo de desechos para el medioambiente y la salud de las personas.