Elegir entre hacer la compra o poner la calefacción, o poner el aire acondicionado sólo una hora al día para que la factura no suba excesivamente. Son decisiones drásticas que tienen que tomar las personas sumidas en la pobreza energética, esto es, en la incapacidad para asumir el coste del suministro de energía, lo que afecta a la línea de flotación de su bienestar.

Según un estudio que ha realizado Open Exp y publica este miércoles la Coalición Europea por el Derecho a la Energía, la mayoría de los 28 estados miembros de la Unión Europea sufren pobreza energética, lo que significa que son "incapaces" de calentar a sus ciudadanos durante el invierno. Diecisiete de estos países experimentan niveles “significativos”. España se ubica en el puesto 12 (siendo los puestos más elevados los que menos sufren el problema) y Bulgaria cierra el ranking, para cuya elaboración se han manejado, como indicadores, hogares húmedos y con fugas, altos costes de energía para las familias, incapacidad para calentar los hogares durante el invierno e incapacidad para mantenerlos frescos en verano. A la cabeza, Suecia, Finlandia y Dinamarca. Los porcentajes de pobreza energética se acentúan al sur y al este de la Unión.

El estudio advierte además de que la proporción del presupuesto familiar que los hogares dedican a la energía está aumentando en Europa, especialmente para las familias de renta baja, para las que el gasto aumentó un 33% entre los años 2000 y 2014. También observa una "clara división" entre los países de Europa occidental y del norte por un lado, y los países de Europa del sur y del este, por otro. Y concluye que los niveles altos de pobreza energética dependen más de factores socioeconómicos que del clima, ya que los países con un alto PIB per cápita y una normativa estricta en materia de construcción muestran niveles más bajos de pobreza energética.

El estudio constata la falta de acción política a la hora de abordar la pobreza energética, con Grecia como único Estado miembro de la UE que incluyó un objetivo de pobreza energética en su proyecto de Plan Nacional de Energía y Clima. Por ello, reclama medidas urgentes para abordar la ecuación existente: cuando aumenta la renta de los hogares y se endurece la normativa, los niveles de pobreza energética descienden significativamente. La propuesta de una de las investigadoras del trabajo, la coordinadora de Políticas en la Red Europea de Lucha contra la Pobreza (EAPN), Sian Jones, es que la UE promueva enfoques integrados: prohibir las desconexiones y garantizar la inversión en eficiencia energética para las viviendas destinadas a las familias con rentas más bajas.