PET (POLIETILENO TEREFTALATO), el plástico más habitual en envases de alimentos y bebidas, sobre todo en botellas y botellines de agua mineral, y que si no se recicla, tarda más de 150 años en descomponerse. O el PS (POLIESTIRENO), el más común en bandejas de frutas, y también de carne o envases de yogur, que incorpora poliestireno expandido, también denominado corcho blanco o poliespán y puede tardar en descomponerse hasta 1.000 años.
Son dos de los materiales más comunes, y contaminantes, entre aquellos con los que suele vestirse la fruta en los supermercados. ¿Es realmente necesario hacerlo? No solo son la antítesis de la ecología, también encarecen el ticket de la compra, pues este tipo de materiales está pensado para dar soporte a elementos que necesiten preservarse durante mucho más tiempo. ¿No se pueden buscar alternativas como las bolsas de papel, de tela o en el carrito de la compra de toda la vida, donde tradicionalmente hemos depositado la fruta, verdura y hortalizas a granel?