Quizá el primer síntoma de que la cosa no iba bien fue el deshielo ártico. Desde que el asunto del cambio climático saltó a la primera plana, la situación del hielo en el Océano Ártico ha sido la muestra clara de que el planeta se estaba calentando. Y sobre su situación siempre hay varios ojos puestos.

Entre ellos, lógicamente, los de la NASA. La agencia espacial norteamericana acaba de anunciar que se ha iniciado el deshielo de este año. Desde este momento, el hielo deja de crecer en la zona y comienza a menguar. Con rapidez. 

Y es el momento de hacer cálculos. Hasta dónde ha llegado la congelación de las aguas cercanas el Polo Norte da una idea del momento en el que se encuentra el cambio climático.

Como el estado de Texas

Este año, la extensión máxima del continente helado ha sido de 14,7 millones de kilómetros cuadrados. Este significa que el hielo ha cubierto 860.000 kilómetros cuadrados menos que la media registrada entre los años 1981 y 2010. Es decir, se ha perdido una superficie de hielo equivalente al estado de Texas, que es la medida de estas cosas para los norteamericanos. 

El ciclo de congelación y deshielo es clave para determinar el alcance del incremento de temperaturas en la Tierra. La mayor extensión de hielo se alcanza entre los meses de febrero y marzo. A partir de ahí mengua hasta el mes de septiembre, cuando alcanza su nivel más bajo. 

Es justo ese proceso el que la NASA anuncia que ya ha comenzado a producirse. Este año, la superficie helada ha superado las de los años anteriores hasta 2015. Esto no significa, se apresuran a constatar los expertos, que el Ártico se esté recuperando.

Todavía queda comprobar hasta dónde alcanza el deshielo para poder extraer conclusiones sobre la evolución de la zona y del clima global.