El café es una de las bebidas más consumidas en el mundo y, durante años, ha sido objeto de debate en torno a sus efectos en la salud. En particular, su impacto en el sistema cardiovascular ha generado dudas debido a la acción estimulante de la cafeína. Sobre este tema ha hablado el cardiólogo Aurelio Rojas, quien ha analizado los hallazgos de un reciente estudio publicado en el European Heart Journal.

La mejor hora para tomar café

El café, en su forma natural, contiene antioxidantes y compuestos bioactivos que pueden favorecer la salud del corazón. Su consumo moderado se ha asociado con la reducción del colesterol LDL y una menor incidencia de enfermedades crónicas. Según el especialista, esta bebida tiene "efectos beneficiosos para el corazón como reducir el riesgo de diabetes, mejorar la pérdida de peso y la salud cardiovascular gracias a su potente efecto antioxidante".

Sin embargo, la hora de consumo es un factor clave. Según explica Rojas, "tomar café solo en la mañana reduce el riesgo de muerte por enfermedades cardiovasculares hasta un 31% y el riesgo de muerte prematura en un 17%. Pero, si lo consumes todo el día… los beneficios desaparecen". Este dato proviene de un análisis realizado durante 20 años con más de 40.000 personas, donde se identificó una relación entre el consumo de café y la reducción de la mortalidad.

Influencia en el ritmo circadiano

El efecto del café varía según el momento del día en que se consuma. Beberlo en la tarde o la noche puede alterar la producción de melatonina y cortisol, hormonas que regulan el sueño y el estrés. En palabras del especialista, "parece que tomar el café por la tarde altera nuestro ritmo circadiano y la secreción de hormonas que regulan nuestro descanso", lo que podría incrementar los niveles de estrés y afectar el sistema cardiovascular.

La importancia del tipo de café

Además del horario de consumo, la elección del tipo de café también es relevante. Rojas recomienda optar por café de tueste natural y evitar el torrefacto. Este último, común en países como España, México y Portugal, incorpora azúcar en el proceso de tostado, lo que genera compuestos como la acrilamida.

Según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), la acrilamida es una sustancia "genotóxica y carcinógena", lo que ha llevado a la Unión Europea a regular su presencia en los alimentos. Su consumo en exceso se ha relacionado con efectos adversos en el sistema nervioso, el desarrollo prenatal y el riesgo de mutaciones genéticas.

Por ello, las autoridades sanitarias recomiendan elegir café de tueste natural, que conserva mejor sus propiedades sin los riesgos asociados al torrefacto. La combinación de un consumo moderado y en los horarios adecuados puede contribuir a mantener un equilibrio saludable.