Según vamos conociendo con más detalle Marte, los científicos van abandonando la esperanza de encontrar vida en el planeta vecino. Un poco por su propia naturaleza curiosa y un poco por mantenernos en vilo y asegurarse el puesto, los expertos de la NASA ya tienen otro objetivo: Titán. 

De nuevo empiezan con su letanía de descripción que nos abre un abanico de posibilidades dignas de los delirios de un genios de la ciencia ficción. Ahora, portavoces como Amanda Hendrix nos asegura que la luna gigante de Saturno podría ser un vergel de vida. Bacteriana, eso sí. 

Sucede que en este enorme satélite existen océanos de agua bajo la superficie. Que en ella hay lagos de metano y otros hidrocarburos. Que en estas condiciones pueden darse algunas formas de vida más o menos complejas. Algunas de ellas, como bacterias extremófilas, que ya conocemos por estas latitudes del Sistema Solar. 
Ya os describimos la nueva misión que se encuentra en fase de diseño y concurso. La de crear un drone que flote en la densa atmósfera de Titán. Pero antes de llegar allí debe superar algunos obstáculos, no todos ellos físicos. 

Otros candidatos

En la misma lista de satélites dignos de estudio no vaya a ser que aleguen vida también se encuentran otra luna de Saturno, Encélado, y otra de Júpiter, Europa. Si bien esta última va en tercera posición. Su proximidad a Júpiter hace que el planta sea barrido por radiaciones del planeta gigante, de manera que su exploración sería más complicada. Encélado tiene a su favor que literalmente está expulsando sus mares cubiertos de hielo al espacio. Esto haría más sencillo recoger muestras. En principio, claro. 

Y en Titán ya hemos estado. La mejor información que ahora permite llegar a esas conclusiones proceden de la sonda Huygens, que aterrizó en 2005 sobre su superficie. Aquella sonda, sin embargo, no estaba preparada para buscar vida. Ahora parece que la cosa va más en serio.