Un estudio internacional en el que ha colaborado la ilicitana Universidad Miguel Hernández (UMH), en colaboración con investigadores de otros países, ha conseguido demostrar que la nutrición puede promover o evitar la esteatosis no alcohólica, o lo que es lo mismo, la enfermedad del hígado graso en personas que no consumen grandes cantidades de alcohol.

Datos recientes han revelado que esta patología es sufrida por más del 30% de la población adulta del planeta, y que dicho porcentaje crece anualmente en un 0,7%. Una condición que termina evolucionando en aproximadamente el 15% de los casos en fibrosis hepática. A su vez, este estudio ha contado con la participación del exministro de Sanidad y Consumo Bernat Soria, quien, además de ser coautor de la investigación, se sometió voluntariamente a una biopsia hepática en 2016 para demostrar que la patología en cuestión era reversible.

Este trabajo, publicado oficialmente en el prestigioso British Medical Journal, ha tenido un gran impacto en la comunidad científica, ya que supone un hallazgo muy importante. En esencia, la investigación de Soria y compañía demuestra que una dieta mediterránea puede prevenir esta enfermedad, mientras que una alimentación más pobre, basada en alimentos ultraprocesados, bebidas azucaradas y un exceso de grasas saturadas, puede favorecer su aparición.

Una dieta adecuada, la solución 

La conclusión principal es simple: la enfermedad es reversible mediante hábitos saludables. "Verduras, legumbres, pescado y una cucharada sopera al día de aceite de oliva virgen extra, que puede ponerse en las tostadas de la mañana, junto con actividad física, que puede ser bailes de salón o cualquier ejercicio tres veces por semana, previene la enfermedad", afirman los investigadores, en concreto, el propio Soria.

Durante la legislatura en la que Soria fue ministro, se reformó la ley del tabaco y se prohibieron las máquinas expendedoras de bollería industrial para los escolares. Ahora se encuentra en el centro de este nuevo hallazgo, tanto como investigador como voluntario, y destaca "la necesidad de aplicar políticas públicas en este sentido y de la concienciación". "Una reducción del 10% del peso junto con cambios en estilo de vida disminuye la esteatosis, la inflamación y la fibrosis", asegura.

Datos generales de la investigación 

El hígado graso es un problema de salud pública. Lo padece el 30% de la población adulta y está ligado a la obesidad, a la diabetes tipo 2, el síndrome metabólico, la dislipemia y la hipertensión arterial. A pesar de ser una enfermedad común, se puede prevenir y revertir mediante un estilo de vida saludable.

¿Qué se entiende por una dieta pobre? Aquella que abusa de los alimentos ultraprocesados, las bebidas azucaradas y las grasas saturadas, y que, a su vez, no se acompaña de actividad física.

Por otra parte, hábitos saludables como una dieta mediterránea y ejercicio pueden prevenir la aparición de esta enfermedad, y revertirla, además de prevenir la obesidad y reducir la inflamación interna que puede producir otras patologías.

A su vez, en el estudio se insiste en la poca importancia que se le da a nivel social y se describen en detalle los mecanismos conocidos (efecto antiinflamatorio y antioxidante de los componentes de la dieta mediterránea, por ejemplo, los polifenoles, flavonoides, carotenoides, etc.)

Un estudio previo del profesor Soria ya había demostrado los efectos beneficiosos del aceite de oliva virgen extra en la acción de la insulina (Mol Nutrition Food Res 2016; Scientific Reports 2019 y más recientemente los efectos beneficiosos de la Terapia Celular para retrasar la aparición de la diabetes tipo 1 (Frontiers Cell Dev Biol 2023). A su vez, los efectos antiinflamatorios y regenerativos de dicha Terapia Celular ayudaron a la disminución de la mortalidad por COVID-19 (The Lancet-eClinical Medicine 2020) y a la recuperación de la capacidad cognitiva en ratones (Frontiers in Neuroscience 2019), sugiriendo una vez más las similitudes entre el Alzheimer y la diabetes.

Por último, los científicos exigen que se "aumenten los impuestos sobre los refrescos y otros productos ultraprocesados" para desincentivar su consumo y sus efectos negativos en la salud de la población. "Se deben considerar medidas regulatorias de la industria de alimentos y bebidas, más impuestos a las bebidas azucaradas, etiquetado claro de azúcares añadidos y restricciones a la publicidad de alimentos no saludables dirigida a niños", expresan, buscando un enfoque multidimensional que no sólo involucre al plano sanitario, sino también al político, económico e industrial.