El Gobierno chino ha anunciado hoy la prohibición de importar, desde el 31 de diciembre de este año, 16 tipos de residuos sólidos, como chatarra comprimida de automóviles, barcos desguazados, cables eléctricos usados o dispositivos de hardware. Y a partir del 31 de diciembre de 2019 pondrá cota a la importación de otros 16 tipos más de residuos, como la chatarra de acero inoxidable.

No es la primera vez que China adopta una medida en esta línea, desde el 31 de diciembre del año pasado no permite la importación de plástico usado, residuos textiles, papel sin clasificar y residuos de minas. La medida se explica en la intención del Ministerio de Medio Ambiente de Pekín de reducir la contaminación ambiental, ya que los residuos importados a menudo tienen elementos que pueden ser dañinos si no se tratan de manera adecuada.

Pero, ¿por qué China importa residuos ajenos? Lo hace desde los años 80, e inicialmente era una manera de reutilizarlos, generando materias primas para su enorme industria, materiales que escaseaban en su territorio. Según Greenpeace, con el correr de las décadas se ha ido convirtiendo en el mayor destino mundial de materiales de desecho. Los datos oficiales apuntan a que en 2015 importó 49.600 millones de toneladas de residuos, y muchos países han enviado su basura a China por los costes baratos de los barcos, que transportaban manufacturas y que volvían vacíos a su país. Así, la Unión Europea exportaba la mitad de sus plásticos recogidos y clasificados, y el 85 % de ellos se vendían a China; solo Irlanda exportó el 95 % de sus desechos plásticos a China en 2016, y ese mismo año, el 78 % del papel y cartón que exportó España fue a parar al mismo destino.