El presentador de El Intermedio, José Miguel Monzón, más conocido como El Gran Wyoming, ha sido entrevistado en laSexta Xplica por José Yélamo, siendo así uno de los principales protagonistas del programa. En la entrevista se trataron diferentes temas sensibles, y uno que cautivó especial atención fue lo que dijo el también humorista sobre Vox y lo que ocurriría si la extrema derecha llegara a La Moncloa.

El cómico expuso que para él "sería alucinante ver entrar a los de Vox en la Moncloa". "Especialmente para la gente de mi edad, porque yo que he vivido eso ya, ya me lo sé. Es la historia de España: la bandera es suya, el himno es suyo, todos los símbolos son suyos, el solar es suyo, la pasta es suya, los jueces son suyos", comenzó enumerando.

"Entonces, como consideran que todo es suyo, cuando pierden, joder, se lo toman muy mal. Sánchez ha estado gobernando con un Gobierno que han considerado ilegítimo. Gracias también a algunos medios de comunicación, diciendo que se había ganado tras una moción de censura. Pero joder, es que ha habido tres elecciones y las ganó", defendió.

"Hemos tenido pequeños periodos de ausencia de esta gente"

Prosiguiendo con sus críticas a la extrema derecha, el presentador de El Intermedio recordó que hubo épocas en las que las ideologías conservadoras estuvieron en mayor decadencia: "Hemos tenido pequeños períodos de ausencia de esta gente. Después de la transición hubo momentos en los que ser facha estaba mal visto y hasta José María Aznar se dejó de dar gomina. Pero ahora, una vez que se han soltado la coleta, y que ya mola, como dijo Ayuso, pues a tomar por culo, todo vale. Espero que no entren a caballo [en La Moncloa] porque hay unas alfombras muy bonitas", señaló haciendo un guiño al humor a pesar de los serio del asunto. 

"Creo que les han sacado de las excavaciones de Atapuerca. No estoy muy seguro. En cualquier caso, lo más alucinante de todo es que nada de lo que hacen o dicen les pasa factura", precisó. 

 

Extrema derecha en gobiernos autonómicos y municipales

Vox aún no ha llegado a La Moncloa, pero a donde sí lo ha hecho es a varios gobiernos autonómicos y a centenares de ayuntamientos a lo largo y ancho del territorio español. El Partido Popular está aceptando e incluyendo en sus Ejecutivos al partido de extrema derecha, con la consecuencia principal que ello tiene: el impulso de sus marcos argumentativos, basados en pretextos homófobos, machistas y racistas.

Por ejemplo, en la Comunidad Valenciana, primera autonomía en la que Vox ha conseguido poderes tras las elecciones del 28 de mayo, sus dirigentes han considerado que "la violencia machista y la violencia de género no existen", a pesar de que quien fuera su número uno, Carlos Flores, estuvo condenado por maltrato y violencia psíquica hacia su expareja. Sin embargo, lejos de ser castigado por la formación, Flores concurrirá como número uno al Congreso de los Diputados por la provincia de Valencia. 

A su vez, Vox también ha irrumpido en el Ejecutivo de Extremadura, a pesar de que la presidenta del PP en la región, María Guardiola, prometió que no dejaría que la extrema derecha entrase en las instituciones. "No puedo dejar entrar en el Gobierno a aquellos que niegan la violencia machista, a quienes usan el trazo gordo, a quienes están deshumanizando a los inmigrantes, y a quienes despliegan una lona tirando a la papelera la bandera LGTBI", aseguró Guardiola tan solo una semana antes de aceptar un acuerdo de Gobierno con la ultraderecha, fruto de las directrices de la dirección nacional del partido, que, por cierto, también sostuvo a lo largo de la campaña que tratarían de evitar los pactos con los de Santiago Abascal. 

En cuanto al colectivo LGTBIQ+ y al Orgullo, el máximo dirigente de Vox, Santiago Abascal, ha defendido que "no apoya el Orgullo porque es heterosexual". "No iré al Orgullo ni lo apoyaré porque soy heterosexual", fueron las palabras que pronunció el ultraderechista, como si fuera obligatorio pertenecer al colectivo para asistir a la manifestación o para defender sus derechos.