Hay muchas y muy originales maneras de pedir matrimonio. Sería exagerado decir que el momento es tan especial como la boda, pero sin duda es una escena que se queda igualmente en la retina. Por eso, quienes se atreven con ella ponen todo su empeño no solo para recibir el sí quiero, que suele darse por hecho -de lo contrario, mal asunto tirarse a la piscina- sino que intentan que tanto él o ella como su pareja lo recuerden toda la vida.

Con esta idea preconcebida, el pasado fin de semana un Policía Nacional pidió matrimonio a su novia, que también juraba bandera. El vídeo, que ha corrido como la pólvora en redes sociales, recoge cómo el protagonista de estas líneas se arrodilla, como marcan las tradiciones, sorprendiendo por completo a su pareja, que no tardó en aceptar la petición mientras ambos comienzan a llorar.

Ocurrió en Ávila, durante la jura de cargo de los más de 2.000 nuevos agentes que conforman la XXXVII promoción de la Escala Básica del Cuerpo. Todos ellos celebraran el viernes el acto con el que oficialmente pasan a ser policías. Los festejos, presenciados por familiares y amigos de los agentes, estaba transcurriendo con normalidad hasta que de buenas a primeras el joven apoyó la rodilla en el suelo y se sacó del bolsillo una cajita con un anillo, provocando la emoción no solo de la chica, sino también de todos los compañeros.

Al acto acudió también en condición de representante de Interior el ministro Fernando Grande-Marlaska, quien tampoco daba crédito a lo que estaba presenciando, pero que se llevó un bonito recuerdo de lo que iba a ser una jornada aparentemente normal. Y es que la imagen ofrece un lienzo de postal para quienes desde ese día han entrado de forma oficiosa a formar parte de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del país: un beso y… una flor no; pero sí la bandera de España de fondo y los aplausos y beneplácito del público, del que juraba bandera y el que no.

Todo ello quedó sellado con un beso, muchas fotos y un vídeo que se ha hecho viral en redes sociales, donde se reprodujeron los mensajes de afecto y, hay también que decirlo, algún que otro chiste.