A mediados de enero, el pianista James Rhodes tiraba la toalla y anunciaba que abandonaba Twitter, tras las constantes campañas de acoso orquestadas contra su persona por pate de la ultraderecha.

Desde entonces, Rhodes se ha mantenido alejado de esta red social. Sin embargo, este domingo el pianista ha roto su silencio en un artículo publicado en 'El País Semanal'. “Las últimas semanas han sido las más tranquilas, relajadas y sin estrés desde que tengo memoria”, ha reconocido Rhodes.

Asimismo, el pianista ha señalado que siempre sintió “que el gigante de las redes sociales era un mal necesario”, pero se ha dado cuenta de que estaba equivocado. “Son, simplemente, un mal. Un pozo negro plagado de lo que los ingleses llaman pedos cerebrales y los españoles pajas mentales, sin filtros ni censuras. Nos muestra lo peor de la humanidad y también lo saca a flote”, ha criticado.

No obstante, Rhodes no solo se ha quedado con lo malo, sino que ha destacado que también “ha habido buenos momentos” y que ha “conocido gente maravillosa”. “Pero el simple hecho de desplazarse por Twitter es una experiencia agotadora, deshumanizante y deprimente: las peleas, la fatalidad y la tristeza, la ira y el odio, la política y la tensión general. Las amenazas de muerte, los constantes estribillos de ‘vete a tu país de mierda’, ‘judío maricón’, diputados de Vox llamándome ‘nene tarado’ por haber sido violado o comparándome con un violador”, ha lamentado.

“Gran parte de esto ha sido culpa mía por atreverme a hablar de política. Pero, vale, llamadme idiota, pero es difícil quedarse callado cuando se ve a un miembro del Congreso exigiendo públicamente con furia que todos los niños inmigrantes sean deportados (¡menas fuera!) o pidiendo la eliminación total del islam en Europa”, ha reflexionado Rhodes. “Por supuesto, la gente vomitará el argumento de la libertad de expresión. Y sí, la libertad de expresión es sacrosanta. Pero también debe venir acompañada de responsabilidad, algo que Twitter, un sitio inundado de pornografía infantil, incitación al odio, al racismo y la xenofobia, no ofrece”, ha añadido.

“Me alegra reconocer que finalmente he aprendido la lección. Y, a decir verdad, mi vida es inconmensurablemente mejor por eso”, ha sentenciado el pianista.