Tradicionalmente, el ayuntamiento de Alicante ha lucido cada navidad un belén en su recibidor. Una costumbre que terminaba en 2015, tras el informe de un arquitecto municipal en el que se aseguraba que el estado del pavimento no era suficientemente adecuado como para resistir un tráfico intenso de visitantes, a lo que se sumaba la facilidad para visitarlo que supondría ubicarlo en el exterior del consistorio en lugar de estar sujeto al horario de apertura del ayuntamiento. De esa forma, también se aprovechaba para separar la corporación local de elementos religiosos.

Sin embargo, este año, una moción de censura puso fin a la coalición de izquierdas que formaban PSPV-PSOE, Guanyar Alacant y Compromís. Al frente de la alcaldía le sustituía Luis Barcala, del Partido Popular, que estas navidades ha decidido reintroducir el belén en el Ayuntamiento añadiendo ahora la presencia y bendición de un cura.

Barcala lo hace para “devolver la normalidad y erradicar el sectarismo del tripartito” que quería “cargarse la Navidad y expropiar a la Iglesia”, a pesar de que ahora las visitas se reducen al horario de oficina. El alcalde se justifica en la Asociación de Belenistas, la cual habría solicitado la bendición y al popular le parecía “muy desproporcionado” decirles que no: “Estamos poniendo normalidad. Para nosotros la Navidad es Navidad y se celebra con los símbolos, ritos y tradiciones propias, sin complejos”.

Pero la portavoz socialista, Eva Montesinos, critica especialmente la presencia del sacerdote, y lamenta que “estas formas tan antiguas reflejan que la Iglesia vuelve a las instituciones”.

Desde Compromís también insisten en la separación entre “los actos religiosos y los actos institucionales y laicos”. Aunque también justifican que se trata de una “tradición”, aseguran que el principal problema es el número de misas en actos municipales.

Por otro lado, en Ciudadanos señalan que se trata de una polémica inútil que aparta la mirada de los problemas más urgentes que tienen los vecinos.