La historia arranca el pasado 24 de marzo, martes, cuando el programa de Risto Mejide, Todo es Mentira, que se está grabando desde la casa de los colaboradores, contactaba con José Antonio Pinilla, gerente de la distribuidora Proin, para comentar la distribución y donación de mascarillas. El empresario daba la campanada al confesar que tenía almacenadas 6.000 mascarillas desde hacía una semana. "Para entregar en el momento que nos digan, esperando a que nos digan dónde tenemos que mandarlas".

Al comentar el programa en redes sociales, fue la delegada del Gobierno en Aragón, Pilar Alegría, la que conoció la noticia y movilizó a la policía para que acudieran a las instalaciones de la empresa para incautar las 6.000 mascarillas. Algo que se realizó, según las propias autoridades y como relata Fórmula TV, con la colaboración en todo momento del empresario para recoger el material y trasladarlo a los centros sanitarios que tanto necesitas estas mascarillas de protección frente al coronavirus.

Cuando arrancó el estado de alarma, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, dio la orden de que todas las empresas o personas que tuviesen almacenados productos sanitarios debían ponerlo en conocimiento de su departamento en menos de 48 horas. Como denunció Verónica Fumanal, de la consultora Politikom, muchos empresarios no debieron enterarse: "En ningún sitio pone que las mascarillas que se incauten no se vayan a pagar. No se trata de hacer negocio a costa de nadie, se trata de que la gente no se muera".

Este miércoles, se conocía un nuevo caso, el de Juan María Abio, gerente de otra distribuidora, que decía tener, por lo menos, 150.000 mascarillas retenidas en el aeropuerto:  "He llamado esta mañana al Gobierno de Cantabria y no me ha contestado nadie". Sin embargo, la presentadora Marta Flich le replicaba: El estado de alarma es un nuevo marco legal. De hecho, este señor podría hablar incluso con un policía local para informarle de la situación". Sin embargo, se optó por ponerle en contacto con el mediático presidente regional, Miguel Ángel Revilla, que le pidió hablar por privado: "Ahora me llamas y hablamos, porque ahora lo que necesitamos son respiradores".