Se llama Andrés Faro, se acaba de jubilar y, a juzgar por el vídeo que circula por las redes sociales, ha sido un profesor querido.
Lo prueban los aplausos recibidos, las sonrisas de los alumnos y los abrazos. Su marcha, como la de muchos otros docentes, dejará huella en los estudiantes. Frente a quienes 'desaparecen' de las aulas echando pestes de los adolescentes, que algunos hay, él y otros se van dejando un mensaje alentador sobre una profesión castigada, pero crucial, como formador de generaciones futuras.
"Ayer me jubilé. Empecé a dar clases el 18 de octubre de 1990, día de mi aniversario. Así que la docencia ha sido como un regalo de cumpleaños", comienza explicando en X Faro. A continuación detalla que comparte el vídeo y el hilo "para intentar inspirar a algunos compañeros en la ilusión y el compromiso por la profesión docente".
"Soy consciente de que la docencia es una profesión difícil, muchas veces dura. Hasta en la última semana he tenido que emplear todos mis recursos y experiencia para tirar adelante mis clases. Clases de 30 alumnos con alumnos de 15 años muy, muy diversos suponen un reto diario", confiesa.
Sin embargo, asegura se va "feliz". "Feliz en la despedida y muy recompensado en estos 35 años por las aulas de la ESO. Los alumnos siempre me han demostrado afecto y respeto. Me han pagado con la misma moneda que yo les di en clase. Los voy a echar de menos... mucho", reconoce.
Dicho esto, este profesor hace una importante reflexión: "Las redes y la prensa andan llenas de profesores quemados, de alumnos desafiantes. ¿Cómo es posible ser feliz en esa jungla? He asistido a muchas jubilaciones en los últimos años y confieso que no he escuchado nunca: "Estoy quemado/a, ya tenía ganas de dejarlo"".
"Más bien, mis compañeros jubilados me han transmitido una sensación de nostalgia por lo que dejan atrás, de añoranza por esos locos adolescentes. Tan locos como lo éramos nosotros a su edad", indica, para añadir a continuación: "Es cierto que tenemos alumnos disruptivos y desafiantes. Pero son tres o cuatro en un aula. El resto son buenos estudiantes con ganas de aprender y de trabajar. Unos más, otros menos y otros poco. Pero en mis años de bachillerato, el aula tenía el mismo panorama".
Faro cuenta en su texto que hace tiempo hizo una viñeta de final de curso, "improvisada, como todas, con cuatro deseos para un profe que cierra el aula en junio". "Pasados los años, me he dado cuenta de que esos cuatro puntos fueron una guía sólida en mi trayectoria docente", afirma, para después comenzar a detallarlos.
El primero sienta una base fundamental: quiere a tus alumnos. "Creo que con esto habría suficiente, porque esa estima va a ser la mejor guía para tus decisiones, las académicas y las humanas. Quiere a tus alumnos buenos, eso es fácil, y a los no tan buenos, estos son los que más lo necesitan (¡seguro!)". relata.
El segundo, y no menos importante, es enseña con emoción. "Ellos notan cuando te implicas, cuando te emocionas en lo que explicas. Esa energía es contagiosa y les engancha. Lo notarás porque al final de la clase se te acercará un alumno o una alumna y te dirá: “Profe, la clase de hoy me ha gustado”", dice.
En tercer lugar, este docente aconseja intentar ser divertido, ameno. "Intenta entrar con una sonrisa y un buenos días en clase. Haz algún comentario fuera del orden del día. Personal, si es posible. Saluda a los alumnos por el pasillo. Pregúntales, hazles alguna broma. Acepta las chuches que te ofrecen", subraya.
El cuarto es casi una advertencia: no enseñes por el temario, enseña para la vida. "En mis clases hablo de las leyes de Newton, del método científico, de las unidades del Sistema Internacional, factores de conversión, etc. etc. Pero ese no es el fin, es el medio para... Despertar en ellos la pasión por la ciencia, la curiosidad por lo que les rodea y la necesidad de buscar porqués. Independientemente de sus ideas previas, las respuestas las encontrarán analizando los datos. Que eso vale para el laboratorio y para la vida.
Faro añade en su hilo de X una quinta recomendación: no te dejes arrastrar por el derrotismo actual en el mundo docente. "Aunque hay razones objetivas para ello, empeoras tu actitud y tu efectividad como profe cuando te sumas a la ola de “esto es un caos”, “estamos solos”, “no hay respeto ni trabajo”. Reivindica, pero no te radicalices. ¿Cómo entrar con ilusión a clase si en la sala de profes o en el Wassap no dejan de hablar de lo mala que es tal alumna o de lo impertinente que es tal el padre? Se te acaba metiendo por los poros. No te regocijes en ello. Esa inclinación natural nuestra a echar leña a ese fuego", detalla, insistiendo en que "esa no es toda la realidad, solo una parte". "Al algoritmo le gusta la exageración y la distorsión. A los periodistas les gusta los artículos del tipo: “Estoy quemado, dejo la profesión porque no aguanto más”, cuenta, para después resaltar que "un profesor autor de un libro sobre su experiencia docente, dijo en una entrevista: “Me doy cuenta que cuanto peor describa la realidad más libros venderé”".
Este docente invita a cortar con esa "espiral negativa". "No te hace ningún bien. Deja caer con amabilidad a tus compañeros que no todo es tan negro. Aunque vayas en contra de la corriente. Actúa, no abandones", sostiene, rememorando que una compañía le dijo una vez: “Estos bueyes tenemos, y con estos bueyes aramos".
Por último, Faro hace una importante reflexión: "A mi edad uno hace balance y piensa si su vida ha tenido sentido. “Podía haber escrito libros”, “me hubiera gustado ser un periodista famoso”, “yo hubiera sido un buen ingeniero, con un gran sueldo”, “he fracasado” Pues bien, debes saber esto… Llegar al final de tu carrera docente y sentir que hiciste bien tu trabajo, que te comprometiste. Sentir que tus alumnos, ya adultos comentan: “Era un buen profe”, “me gustaban sus clases”, “gracias a él o ella hice química… o historia”. Pues bien, lee lo siguiente… Eso solo ya da sentido a una vida entera. No necesitas más. Mejoraste un poco el mundo y de eso se trata"
El profesor cierra su mensaje interpelando a sus compañeros: "Lo has entendido, ¿verdad? Agarra tus apuntes y tiza y para el aula. Ahí tienes 30 vidas que puedes mejorar. A algunas de esas vidas las vas a cambiar tan radicalmente que vas a continuar vivo muchos años después de que te hayas ido. Cuando ya no estés tus enseñanzas y tu actitud continuarán mejorando este mundo. Gracias".
Ayer me jubilé. Empecé a dar clases el 18 de octubre de 1990, día de mi aniversario. Así que la docencia ha sido como un regalo de cumpleaños.
— Andrés Faro (@Farohumor) October 15, 2025
Comparto este vídeo y el hilo para intentar inspirar a algunos compañeros en la ilusión y el compromiso por la profesión docente. Hilo-> pic.twitter.com/guBDPqDmbd