Al relato digno de novela negra que narró a sus oyentes Carlos Alsina se suma, también, el recuerdo que Federico Jiménez Losantos trajo a los suyos sobre Cristóbal Montoro, no siendo, precisamente, por lo que contó, un capítulo agradable en su carrera profesional. Otra historia que se añade a las relaciones exministro de los populares con los medios y que bien podrían tomarse como inspiración para escenas de películas y es que, tal y como afirmaba el locutor, se vio obligado a leer por imperativo legal "una cosa que decía que el hermano no tenía nada que ver con él... ¿Pero cómo no iba a tener nada que ver con él? Pues no señor, porque dice él que no y porque su honor...", contaba. 

Ese término concreto al que le hacían mención sobre el político despertaba en Jiménez Losantos gran sorpresa, como el que se choca de bruces con un acto de enorme hipocresía y, parte de quedar enormemente desconcertado, encuentra también en su interior buena parte de enfado por las palabras que acaba de escuchar o las acciones que ha presenciado. "¡¿Honor?! ¡¿Honor Montoro?! El infame Montoro, el delincuente Montoro...", decía a sus oyentes, una figura de la política española a la que aseguraba la justicia se va a llevar por delante

Dicen que a las empresas gasistas les daba un trato de favor... No, a las empresas gasistas y a cualquiera que le pagara al hermano

Unos hechos que, tal y como explicaba el locutor, contaron al micrófono, una labor periodística por las que recibía rápidas réplicas: "Mandaban inspecciones fiscales por venganza". Un exministro de los gobiernos de Aznar y Rajoy al que no solo definía como "gangster", sino también como alguien especialmente sórdido y siniestro, algo así como "el vámpiro Montoro".

Así, garantizaba que lo que se vivía con Cristóbal Montoro era un "terror fiscal", exponiendo que, en sus operaciones, primero se guardaban bajo la denominación "Montoro y Asociados, y, después, Equipo Económico". Un hecho con el que introducía algunas de las presiones de las que fue víctima por parte del que fuera ministro de Hacienda en dos mandatos distintos.

Insisto he tenido que leer aquí por imperativo legal, sabiendo que era mentira, que no tenía nada que ver Cristóbal con su hermano... Tenía que ver todo, uno cobraba lo que otro favorecía

De esta manera, alegaba que ambos delinquían, uno cobrando lo que no podía cobrar y otro jugando con la prevaricación. Una corruptela que llevaba a Jiménez Losantos a preguntarse algo para lo que encontraba una rápida respuesta: "¿Lo sabía Mariano? ¡Por supuesto que lo sabía! ¿Y qué hizo Mariano? Pues nada, ¿pero alguna vez ha hecho Mariano algo?".  

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