El actor y guionista Carlos Bardem regresó este lunes al prime time de la mañana televisiva con su voz crítica, aunque esta vez con un nuevo papel: el de protagonista de Papeles, la película inspirada en la mayor filtración de información sobre evasión fiscal de la historia moderna: los llamados “papeles de Panamá”. La película, dirigida por Arturo Montenegro y coproducida entre Panamá, Uruguay y España, cuenta con Bardem interpretando a Raúl Fassano y se estrenará en cines españoles el próximo 5 de diciembre.

Para Bardem, este proyecto no es solo cinematográfico: es un acto de denuncia pública. Según explicó en el plató de La Hora de La 1, su intención con Papeles es contribuir a visibilizar las tramas de poder, dinero oculto y complicidad financiera que permiten a grandes fortunas eludir al fisco mientras recortan servicios públicos y precarizan la vida de la mayoría. Con su trabajo, busca generar conciencia sobre la injusticia estructural, una apuesta coherente con el activismo social y político que ha acompañado su trayectoria.

Una crítica directa al presente: “profecía autocumplida” de la derecha

Pero la conversación en televisión no se quedó en lo cinematográfico. Bardem enlazó la corrupción, los poderes ocultos y la evasión fiscal con la creciente polarización política en España, y sacó a relucir su preocupación por lo que considera “una ofensiva mediática y social contra la juventud progresista”.

Con dureza, denunció que existe una narrativa creciente, alimentada desde medios dominantes y ciertos sectores políticos, que acusa a “todos los jóvenes” de pasarse a la extrema derecha. “Ves, por ejemplo, un diario como El País sacando un fin de semana ‘cinco jóvenes se hacen de extrema derecha’”, dijo.

"Pero nunca verás al siguiente fin de semana titulares que digan 'cinco jóvenes progresistas', en las luchas medioambientales, contra los desahucios, en sindicatos…”. Según él, esa asimetría forma parte de una “profecía autocumplida”: al visibilizar solo el auge de la extrema derecha, se transmite que el cambio es inevitable que “no hay más remedio” que resignarse o votar derecha.

En su análisis, esta estrategia se sirve a dos bandas: por un lado, desde la derecha para desmotivar a la gente; por otro, desde el poder -en referencia a partidos como PSOE-, para presentar la disyuntiva como un “o nosotros o estos”. En su opinión, ello refuerza la abstención o la movilización hacia la derecha en un contexto donde la izquierda carece de propuestas reales.

Una denuncia mediática desigual: fascistas bajo foco, progresistas invisibles

Durante el programa, Bardem puso sobre la mesa otro punto que le parece alarmante: la desproporción en la cobertura mediática de la movilización de la extrema derecha. “Todos los días pones la tele y te salen falangistas desfilando -dijo-, lo que llama la atención. Pero cuando un fascista de turno monta un lío en una universidad, con doscientos arrastrados, no te sacan a los 2.500 chavales de enfrente, que no son fascistas”.

Con esa afirmación, el actor pone en cuestión no solo los contenidos que llegan a la audiencia, sino también el relato dominante: el que normaliza ciertos desórdenes como representativos de un “giro de las nuevas generaciones”. Según él, esa visión distorsiona la realidad social: invisibiliza a la mayoría progresista y convierte en minoría significativa una corriente que en muchos casos es marginal.

En un país donde los recortes sociales, los casos de corrupción y la desigualdad se han convertido en moneda habitual, Papeles llega con la urgencia de recordar lo que muchas veces se pretende ocultar. Y Bardem, lejos de contentar, vuelve a incomodar.

Para quienes se sientan identificados con su voz, su película será probablemente una reivindicación. Para otros, será un espejo incómodo. Y para muchos, una pregunta abierta: ¿quién paga realmente el coste de la evasión fiscal? ¿Y quién paga el coste del silencio?

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