Un mes y medio. Este es el tiempo que han tardado los responsables de Twitter en dar el visto bueno al cambio más radical en la historia de la red social. Muchos pensarán que hablar de historia en el caso de una compañía fundada hace poco más de una década, es un poco precipitado. Sin embargo, hay que tener en cuenta que se trata de nuevas tecnologías, y en este mundo, el mes pasado es poco menos que la prehistoria.

Cuando en 2006 Twitter salió a la luz (en España tres años más tarde), una de sus peculiaridades tenía que ver con la limitación de espacio del usuario para escribir su mensaje. Probablemente el microblogging surgió aquí, a partir de 140 caracteres. Desde que en el blog oficial, la compañía anunció que iniciaba una serie de pruebas sobre el uso del doble de posibilidades de escritura, se sabía que la modificación más drástica de la compañía estaba próxima.

Ayer martes lo anunciaron por la noche y hoy miércoles se hace efectivo. En lugar de los 'elegidos' para testear el cambio, desde ya todos los usuarios de la plataforma tienen a su disposición hasta 280 caracteres.

Es evidente que Twitter supera el microblogging con esta medida, y trata de ganar un espacio entre las preferencias del público. La compañía se mantiene estancada y, lo que es más importante para sus directivos, no genera lo que se esperaba desde un punto de vista económico.

¿A qué viene el cambio?

Una vez más -esto también es moda entre los mandamases de las empresas tech- el anuncio lo ha realizado Aliza Rosen, Product Manager, a través de la bitácora oficial de la red del pájaro azul. Así se hizo también en septiembre, cuando se adelantó que se iniciaban las pruebas para doblar el número de caracteres.

El argumento para justificar la medida tiene que ver con las diferentes posibilidades de los idiomas. De hecho, del incremento no se beneficiarán japoneses, chinos y coreanos, puesto que, según Twitter, no lo 'necesitan tanto' como el resto. 

En concreto, según explica Rosen, el análisis de los datos resultantes de las pruebas realizadas ha llevado a concluir que es preciso eliminar la "barrera" de la restricción de 140 caracteres en "aquellos idiomas que se vean afectados por la necesidad de comprimir ideas", de ahí que queden fuera los citados. 

Cuestión de resultados

Seguramente no falte razón al estudio para llegar a la conclusión final. No obstante, cabe preguntarse si la cuestión económica no tiene también su peso. A tenor de los cambios que ha ido haciendo la red social para los usuarios, invitaría a pensar en una respuesta positiva. 

Sin ir más lejos, también con esa intención de dar más espacio para escribir, se dejaron de contabilizar los vídeos, imágenes o GIFs, o se adoptaron otras medidas que parecían perseguir el parecerse a plataformas que sí son capaces de monetizar su éxito. 

Twitter desde hace tiempo no lo es, y con el estancamiento (y pérdida) de usuarios que viene padeciendo, se antoja más que complicado que pueda dar un vuelco a su cuenta de resultados, y eso que en el último año cuenta, a modo de publicidad, con la hiperactividad del presidente estadounidense Donald Trump

Sea como fuere, el aumento a 280 caracteres no sabemos si contribuirá a mejorar los balances de la red de Larry. Lo que parece evidente es que la clase política, sobre todo española, va a disfrutar como niños, y eso que Alize Rosen dice que, durante las pruebas, aunque en un principio los privilegiados que podían usar la ampliación la completaban, con el paso de los días sólo el 5 % del total de tuits superó los 140 caracteres y el 2 % sobrepasó los 190.

Desconocemos qué ocurrirá y si las razones esgrimidas oficialmente son las reales. Lo que parece evidente es que o Twitter (y otras redes y plataformas de mensajería) logran cuadrar sus números, o los cambios se sucederán hasta el final. Ya se sabe el poder que encierra el peculio... tanto como 280 caracteres.