Cumpleaños, ¿feliz? Este domingo 6 de octubre la red social Instagram celebra su noveno aniversario. Lanzada en el año 2010, suma casi una década en el mercado y se ha erigido como una de las apps de referencia y más utilizadas de todo el mundo. Eso sí, este año soplarán las velas con algo de incertidumbre por su devenir, pues ya son muchas las voces autorizadas que la sitúan como la red social que más afecta a la salud mental y bienestar de los adolescentes, lo que está generando cambios a marchas forzadas.

Fue desarrollada en San Francisco por Kevin Systrom y Mike Krieger; y a pesar de los últimos avances y funcionalidades incorporadas, la esencia se mantiene intacta y es bien sencilla: subir fotos.

El de octubre fue lanzada en la App Store de Apple y, apenas unos meses después, Instagram añadió los hoy famosos hashtags, etiquetas que ayudan a los usuarios a descubrir fotos semejantes o que comparten temática. La mejora tenía una doble vertiente: por un lado, podías ver otras imágenes relacionadas que te resultaran atractivas ya que permite agruparlas por temas, y por otro, puedes conseguir un mayor número de seguidores.

Y es que, Instagram al fin y al cabo pivota en torno a una misma idea: ganar usuarios, ganar likes.

Precisamente esta arista es la que está generando polvareda en torno a la red social y la ha situado en el epicentro del debate público. Según el estudio #StatusOfMind de la Royal Society for Public Health (RSPH), Instagram es la red social peor valorada en relación con la salud mental y el bienestar de los jóvenes.

En los últimos años los usuarios de Instagram estaban más pendientes de ganar likes, seguidores y con ello popularidad; que de compartir sus fotografías. En este sentido, Ferrán Lalueza, profesor de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la Universidad Oberta de Catalunya (UOC), dice que “Instagram quiere poner fin poco a poco a la tiranía de los likes para dar protagonismo a todos, no solo a los más populares. “Hoy todo se mide por factores cuantitativos y no cualitativos, lo que da valor al contenido compartido es casi siempre el número de me gusta obtenido”, afirma en un comunicado emitido por la UOC.

Los jóvenes denuncian que Instagram ha provocado un aumento tóxico por la preocupación de la propia imagen; la sensación del síndrome FOMO, tener que estar conectado constantemente para no perderse nada; el posible acoso en linea; la ansiedad y los problemas para dormir".

“Ha incrementado mi nivel de ansiedad social, estoy constantemente preocupada por lo que los demás piensan de mis entradas y mis fotos”, afirma una de las participantes en la encuesta realizada más de 1.500 jóvenes ingleses de entre 16 y 24 años.

Mireia Montaña, profesora de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC, apunta que los jóvenes son “muy sensibles a la aceptación y el rechazo en las redes sociales”. Por este motivo, numerosos expertos apuestan por la retirada de los likes de Instagram, y la red social ya profundiza en la idea.

En Australia, Brasil, Canadá, Irlanda, Japón, Nueva Zelanda e Italia ya no son visibles los me gusta. Únicamente el propio usuario podrá ver el impacto que ha tenido su publicación.

“Detrás de esta estrategia está la intención de las compañías de no “desanimar” a los usuarios que no tienen miles de seguidores ni acumulan cientos de me gusta, que son la mayoría”, argumenta Lalueza.

El punto positivo para Instagram es que descendería el grado de todos los efectos negativos anteriormente mentados. ¿El problema? Que perderían influencia e inversiones en publicidad: “Si la mayoría se convierten en usuarios pasivos, en simples espectadores de los que no se puede extraer informaciones valiosas, se pierden muchos datos, que es justamente lo que estas plataformas quieren atesorar y comercializar”, alerta Lalueza.