En mayo pasado les comunicaron que eran los elegidos para participar en este viaje tan especial. Ahora se encuentran inmersos en el mismo, conociendo in situ las empresas punteras en materia de innovación y nuevas tecnologías. Lo hacen, además, en el lugar más importante y con mayor número de startups y emprendedores del planeta: Silicon Valley.

Están allí porque son los ganadores de los Premios Desafío Emprende, una iniciativa de la Obra Social “la Caixa” cuyo objetivo principal es que conozcan de primera mano todo los que ‘se cuece’ en el considerado centro neurálgico del emprendimiento, la tecnología y la innovación a nivel mundial.

Se trata de cinco equipos elegidos tras una final en la que tomaron parte 35 y que, a su vez, llegaban a ella tras presentar sus proyectos un total de 1.392 grupos procedentes de toda España.

Y allí se encuentran y permanecerán hasta finales de esta semana. Pero no están de visita, ni mucho menos. Su misión es conocer espacios y nuevas técnicas de trabajo.

“Trabajo y calidad”

Lo describe muy bien desde Silicon Valley Alejandro García, del equipo Atalaya de Asturias, al decir que “lo que más nos está gustando es el modo de trabajo estadounidense en las empresas que hemos visitado. Es algo a lo que no estamos acostumbrados y creemos que ofrecen muchas ventajas a los empleados. Aquí lo que importa no son las horas sino el trabajo realizado y la calidad”.

Como Alejandro opina su compañera de aventura, Lidia Rodríguez, del equipo Pangea de Cerdanyola del Vallès, para quien la experiencia “nos ha hecho aprender la importancia que tiene trabajar en equipo, ya que a diferencia de España, aquí esto se valora mucho más”.

A esta joven también le ha llamado la atención “la motivación y el interés y pasión que tienen los trabajadores por su trabajo”.

Mucho más que un viaje

Muchos podrían pensar que estos Premios Desafío Emprende suponen simplemente un viaje, con todos los gastos pagados, sin más; pero la realidad es muy diferente.  Estos estudiantes que llegaron a Silicon Valley el pasado día 7, toman parte en workshops, además de realizar diferentes trabajos en equipo.

Durante la final que les ha llevado hasta tierras estadounidenses, los 24 jóvenes (repartidos en 5 equipos) de entre 14 y 17 años tuvieron que demostrar creatividad, iniciativa, cooperación y esfuerzo. Ahora están comprobando que esas cualidades son fundamentales para, si así lo deciden, dar el salto a este mundo de la innovación, el emprendimiento y las nuevas tecnologías.

Algunos de los jóvenes que estos días están en Silicon Valley, durante una actividad en la universidad de Stanford.

Uno de los aspectos más destacados y del que más conclusiones extraen de esta experiencia son los encuentros con profesionales de compañías líderes.

En relación con esto, Patricia Gutiérrez, del equipo vasco FeelingCells asegura que, al margen de aprender “a relacionarnos mejor con los compañeros de grupo”, también han conocido “nuevas técnicas emprendedoras utilizadas por las grandes compañías como Google, Pinterest…”, así como “métodos para solucionar nuestros retos y diferentes opiniones de personas exitosas de las grandes empresas.”

Porque, en efecto, cada uno de los cinco grupos (y el sexto para los profesores que les acompañan), además de todo lo anterior, tienen que resolver un reto relacionado con el proyecto con el que ganaron este premio.

El fracaso “es feedback

En un entorno emprendedor como el que representa Silicon Valley, que una idea no salga adelante a pesar de tenerla estudiada, analizada e, incluso, madurada, no significa que haya que tirar la toalla. Sara Ruiz, del equipo Col Music de Barcelona da la clave sobre ese apartado que siempre genera controversia a la hora de crear una nueva empresa: la posibilidad del fracaso.

Pone como ejemplo lo que les comentó Leila Makarechi de la universidad online y a distancia Coursera. “Nos dijo que ‘El fracaso es feedback’, un consejo que nos mostró otro significado de la palabra fracaso”. Siguiendo con este planteamiento, en la Universidad de Stanford “aprendimos que todo puede empezar con una simple idea y que no existen planteamientos buenos y/o malos, lo importante es el uso de métodos que ayudan a mejorar a través del conocimiento de los usuarios”.

No obstante todo lo anterior, y en contra de lo que siempre se comenta en torno a este fenómeno de las startups y las nuevas tecnologías, en las que parece que la competitividad se lo ‘come’ todo, estos chavales han basado buena parte de lo que han hecho hasta ahora en la colaboración mutua.

Para Paula Olmo (equipo Vife de Madrid), además de aprender “a aceptar críticas sobre nuestro producto y que nunca debemos dejar de reinventar, evolucionar y mejorar nuestro proyecto”, tiene claro que “tenemos que ayudarnos mutuamente con los otros ganadores y no sólo con las personas de nuestro equipo”.

Ellos vivirán su experiencia hasta el próximo domingo. Pero la Obra Social “la Caixa”, a través de EduCaixa prepara ya la nueva edición.