Poder llevar a tu hijo en la bicicleta con más seguridad, porque la silla cuenta con airbag; contar con el apoyo de un experto en otra área de conocimiento, que esté a punto de jubilarse, para transferir todo su conocimiento a tu proyecto; o poder pasar tus últimos años de vida en las mejores condiciones.
Los premios Fundación MAPFRE a la Innovación Social se entregan hoy
Esas son algunas de las propuestas de los emprendedores finalistas de los premios Fundación MAPFRE a la Innovación Social que se entregan hoy. Y, como ya casi se ha convertido en tradición, hemos tenido la oportunidad de hablar con algunos, antes de conocer el fallo del jurado.
Estamos aquí para intentar salvar vidas
Cocoon: el airbag para bicicletas
“Estamos aquí para intentar salvar vidas”, me dice Emma Garatea, fundadora y CEO de Cocoon, con su mezcla de acento español y sueco [creció en Pamplona, pero lleva 30 años fuera de nuestro país]. Y la verdad es que no lo tiene demasiado difícil, porque a quienes nos gusta andar en bici por ahí, sabemos los peligros que entraña. Y mucho más para los más pequeños.
De hecho, su solución reduce hasta 315 veces el riesgo de lesiones en la cabeza, en comparación con los asientos tradicionales. Todo, gracias a este airbag capaz de desplegarse en 20 milisegundos para envolver por completo al niño y protegerlo de los impactos.
Vivencia personal
Como la gran mayoría de emprendedores sociales, la idea de Garatea procede de una vivencia personal. “Nace de un problema cotidiano mío. Yo iba en bicicleta a todas partes. Y, para mí, eso era libertad y una conexión total con el ambiente. Esto cambió cuando me convertí en madre y, de repente, me preocupaba mucho caerme”.
Como madre preocupada, lo que hizo fue la típica investigación para ver qué silla era la más segura del mercado: “Se diseñaron en los años 70 y, desde entonces, no ha pasado prácticamente nada”, se lamenta.
Y también se dio cuenta de que no era ella la única en preocuparse: “El 70% de los padres tienen ese mismo miedo”.
Manos a la obra
Garatea es diseñadora industrial y, con esos conocimientos, se dispuso a crear una solución. “Decidí que tenía que encontrar los mejores ingenieros y los mejores expertos”. Y, así, en 2019 nació Cocoon. Pero el proceso no ha terminado todavía. Ahora mismo, disponen de un prototipo beta “que cuenta con todas las funcionalidades que tiene que tener”. Según sus planes, en 2026 ya estará en el mercado.
Por eso, asegura que este tipo de emprendimiento, en el que hay que poner en el mercado un dispositivo real [no una aplicación en el móvil], que debe cumplir con todo tipo de requerimientos legales, “es el más difícil. Un producto de alta tecnología como Cocoon, combina dos mundos, el digital y el físico, y tiene muchas dificultades”.
Mujer emprendedora
Cuando le preguntamos si cree que es más difícil emprender siendo mujer, responde que “sí, yo creo que sí. Si vemos la estadística, no solo es más difícil conseguir financiación, sino que también se nos suele evaluar mucho más bajo”.
Una diferencia que se extiende a todo el proceso de emprendimiento. Desde la inversión: “Es una pena, pero muchos inversores son hombres”; hasta las creencias :”El sistema crea una manera de verlo, como estas ideas de que los hombres son más técnicos que las mujeres, que no es verdad”.
Aun así recomienda a cualquier mujer “que lo haga, que se anime. Cuantas más mujeres seamos, más normal será. Si nos vamos atrás 20 años, hay mucha diferencia. Tenemos muchas cosas que nos pueden ayudar, como el networking y la flexibilidad en la forma de pensar”.
Pasión por el proyecto
Si algo no le falta a esta emprendedora, es pasión por su proyecto. Cuando hablamos de las dificultades que ha tenido que superar sonríe: “Me encanta eso. Porque es mucho más interesante poner en el mercado un dispositivo que, de alguna manera, ayude a la Humanidad”.
Una pasión que es también por la propia bicicleta, a la que -una vez más- compara con “la libertad. Esta sociedad, de verdad, necesitaría que la usase más gente. Hacer un proyecto que anime a la sociedad a hacer ese cambio, a utilizar otros medios de transporte es muy importante”.
Otro de los puntos que marcan el rumbo de Cocoon es el respeto por el medio ambiente: “No quería un producto que se use y se tire a la basura, como sucede con los de los coches. Por eso, lo he enfocado mucho a que sea reparable. Tiene módulos que se cambian y cuenta con un sistema de economía circular”.
Futuro
“Hay mucha impaciencia”, dice entre risas, cuando hablamos de trabajar en un producto que todavía no está en el mercado. “Pero, a la larga, tener un producto estable, testado y estudiado a fondo me parece lo más importante. Porque no puedes jugar con la seguridad de los niños”.
Los planes de futuro, además de apuntar al lanzamiento de Cocoon en diferentes países, contemplan la posibilidad de adaptar la patente a las sillas de niños para coches. Pero reconoce que “es una idea un poco difusa, para tener más productos con el mismo concepto”.