Lo que comenzó siendo una idea se ha transformado en un proyecto capaz de cubrir y superar las expectativas iniciales en la campaña de crowdfunding puesta en marcha al efecto. Pero empecemos por el principio.

Prooü es una startup que nació hace unos años de la mano de Joan Esteve y Joan Bonmatí. A ambos, además de su nombre de pila y una amistad desde la infancia, les une una afición: el ciclismo. Y en particular el llamado ciclismo urbano.

Todo surge de la mano del primero, diseñador industrial que ya se había embarcado en la fabricación de productos para bicicletas elaborados con materiales naturales, como guardabarros de madera. “Le vimos potencial –indica Bonmatí a El Telescopio- y nos dijimos, pues vamos a hacer más cosas centradas en el ciclismo urbano”.

Captura de pantalla de la web de la empresa nacida en Barcelona.

El paso fue decisivo. La apuesta giraba alrededor del calzado utilizado de manera tradicional en este deporte, si bien el proyecto iba más allá. Se trataba de adaptar las zapatillas al uso de la bici en el entorno urbano.

Maestro zapatero

“Fuimos a hablar con (Orestes) Ribó, maestro zapatero. Él ya hacía zapatillas antiguas clásicas de ciclismo, propias de los años 40”, asegura el cofundador de Prooü.

El reto se encontraba en fabricarlas y adecuarlas a la ‘modernidad’, es decir, a convertirlas en una especie de dos por uno. El objetivo pasaba porque fueran confortables y que “se pudieran utilizar para ir en bicicleta, pero también para acudir al trabajo, de manera que fueran también elegantes”.

Y así se fija la fase definitiva de lo que es esta startup centrada en el e-commerce y que apuesta por la combinación de clásico y moderno. “Nosotros decimos que es la combinación perfecta de zapato (porque es piel) y zapatilla porque es cómoda”, añade.

Orestes Ribó es el maestro zapatero que se encarga de la fabricación manual de los productos de Prooü.

Lo último de Prooü todavía se encuentra en proceso de desarrollo. Se trata de la mencionada campaña de crowdfunding abierta en Kickstarter, con la que persiguen dar una vuelta a esas zapatillas, ya de por sí ‘rompedoras’, mediante la incorporación de suelas hechas con neumático reciclado.

El propósito inicial responde a un criterio pragmático: con este tipo de suela tendrán mejor agarre.

Sin embargo, todo va más allá, tal y como revela Joan Bonmatí. “Nos pareció muy bonito poder impulsar algo relacionado con la sostenibilidad” porque, al fin y al cabo, “si defendemos y apostamos por el ciclismo urbano como medio de transporte sostenible, nada mejor que dar otro paso a favor del medio ambiente con el uso de material reciclado para fabricar, en este caso, estas zapatillas”.

Este nuevo paso requiere una inversión importante, de ahí el recurso del crowdfunding. El uso de neumáticos reutilizados precisa de un coste notable que, a través de esta campaña, han cifrado en 20.000 euros.

Las cosas no van nada mal y días antes de la finalización del plazo han superado la cantidad establecida. “Estamos contentos con que la gente nos haya apoyado”, asegura Bonmatí, quien señala que “cuesta mucho llegar a todo el mundo”.

Importantes descuentos

Esa es una de las dificultades del proceso. La otra es el propio “precio” de las zapatillas, reconoce. “Son zapatos hechos a mano, de piel, fabricados en Barcelona y no en China”, circunstancias que justifican los 130 euros que cuesta cada par.

Sin embargo, Kickstarter establece una serie de ventajas que reducen ese precio. Sus campañas no suponen dar dinero a quien la impulsa, sino aportar para comprar, en este supuesto, las zapatillas Prooü con importantes descuentos.

Joan Bonmatí, en el centro, junto con Esteve (izda.) y Ribó, sus otro dos socios en Prooü.

Es evidente que los 220 patrocinadores que han aportado más de 27.000 euros cuando todavía restan 17 días para que finalice la campaña, consideran que el proyecto es interesante y que su precio, con razón, no es superior al calzado que venden conocidas marcas o cadenas. Eso sí, sin la peculiaridad de su fabricación artesanal.

Joan Bonmatí, con seguridad no olvida su faceta comercial como emprendedor y cofundador de Prooü, pero subraya el privilegio que “es poder trabajar con Ribó, todo un maestro zapatero”. Este dato, en los tiempos actuales de ensalzamiento de la tecnología, no tiene precio. Al fin y al cabo, es el valor añadido de su producto.