Hoy comienza una semana de rebelión internacional en sesenta ciudades del mundo, encabezadas por Londres. En España, la acción se centrará en Madrid, donde los organizadores reclamarán “responsabilidad y acción política dada la gravedad de la situación y exigiremos que declaren la emergencia climática y ecológica de acuerdo a nuestras tres demandas: decir la verdad, actuar ahora y asambleas ciudadanas”.

En El Telescopio hemos entrevistado a Andrew Medhurst, un ex banquero de inversión que, tras vivir de cerca todos los lujos que puede brindar el dinero, decidió hace un año crear Extinction Rebellion. Desde entonces, ha sido detenido tres veces pero asegura que seguirá promoviendo acciones de desobediencia civil no violentas.

Andrew Medhurst promueve la rebelión en las calles para luchar contra el cambio climático

Hoy en día todo el mundo habla de conversación, pero vosotros habláis directamente de rebelión. ¿Por qué?
Porque los últimos treinta años de movimiento medioambiental han fracasado. En 1988 los científicos nos avisaron de que el ser humano estaba provocando un calentamiento global sin precedentes, debido al uso de combustibles fósiles. Y treinta años después, las emisiones son un 60 por ciento mayores. Así que, lo primero que tenemos que reconocer es que todo lo que hemos intentado hasta ahora: Kyoto, París, las campañas, decir a las personas que reduzcan su consumo energético… todo ha fallado. Nuestros políticos han fallado.

Los científicos dicen que ahora es la partida final, que son los últimos años que nos quedan para acabar con este problema que es la mayor amenaza para la Humanidad

¿Por qué es tan urgente actuar ahora, después de tres décadas?
Porque los científicos dicen que ahora es la partida final, que son los últimos años que nos quedan para acabar con este problema que es la mayor amenaza para la Humanidad. Y si no lo hacemos, perderemos nuestra última oportunidad para hacerlo.

Vuestra opción es la resistencia pacífica
Hemos decidido que solo hay una forma de seguir avanzando: la desobediencia civil no violenta. Ha funcionado en el pasado con Gandhi, Martin Luther King y Rosa Parks por nombrar a algunos. Pero, en esencia, es lo único que puede funcionar. Quizá no funcione, pero es la última opción. Seguir con lo que hemos estado haciendo durante los últimos treinta años y que no ha servido sería una locura. Necesitamos un nuevo enfoque.

Seguir con lo que hemos estado haciendo durante los últimos treinta años y que no ha servido sería una locura. Necesitamos un nuevo enfoque

¿Qué podemos hacer como ciudadanos normales?
Si te refieres a cómo mis acciones individuales pueden tener un impacto, yo creo que hay dos cosas que cualquier persona puede hacer para reducir su huella de carbono de forma notable. La primera es no volar o hacerlo de forma significativamente menos frecuente de lo que lo hemos estado haciendo en las últimas décadas. Las emisiones provocadas por la aviación son enormes. Y el mercado está dando ayudas.

Por ejemplo, yo voy a participar como ponente en el evento Sustainable Brands en Madrid el 17 de octubre y voy a viajar en tren desde Londres, con el triple de coste en dinero y tiempo de lo que supondría subirme a un avión. Por suerte, no pago yo [risas], pero ese es el nivel de compromiso que hace falta para reducir las emisiones.

La segunda cosa que puedes hacer es cambiar tu dieta. Reducir el consumo de carne o, mejor aún, hacerte vegetariano o vegano, porque las emisiones procedentes de la ganadería son muy altas.

Exctinction Rebellion llama a la desobediencia civil no violenta para acabar con el cambio climático

¿Solo eso?
Una vez que has hecho esas dos cosas, yo diría que intentar cualquier otra de forma individual carece de sentido, porque no va a solucionar el problema que afrontamos. Lo único que puedes hacer es rebelarte. Porque necesitamos gente, necesitamos decenas de miles de personas en la calle.

¿Qué dirías a la gente que niega el origen humano del cambio climático?
Esa gente está en el espacio, no se me ocurre otra palabra. Pero ellos no son los que me preocupan. Lo malo es que hay quien está convencido de que el cambio climático está provocado por nosotros y mira hacia otro lado. Es por la psicología humana. Somos incapaces de afrontar un problema que es tan grande, tan complejo y tan lento.

Nuestros nietos nos dirán: "¿Por qué no hiciste nada cuando tuviste la oportunidad?

Lo que creo que pasa en su mente es que piensan: “Si realmente fuese un problema tan grande como dicen los científicos medioambientales, nuestros gobiernos estarían protegiéndonos; estaría en las portadas de todos los periódicos todos los días”. Pero los políticos están siempre pensando en pedir el voto en tres o cuatro años y no están preparados para llevar a cabo las medidas necesarias, así que se callan. Y los periódicos también se callan, porque necesitan a los anunciantes que son los que dicen que puedes volar de Londres a Barcelona por 35 euros este fin de semana, necesitan seguir diciendo a la gente que compre cosas. Y la solución a este problema consiste en consumir menos.

Pero la mayoría de la gente es consciente del problema y no hace nada. Y a esas personas hay que decirles que están dejando el futuro de sus hijos en bancarrota por su incapacidad para afrontarlo. No lo niegan, pero son algo así como “agnósticos climáticos”. Están más preocupados por el Brexit, por su próximo ascenso en el trabajo.

Incluso llegué a vivir en Madrid durante cuatro o cinco meses, en un ático en el hotel Palace

Pero, ¿cómo cambiamos esas mentalidades?
Creo que hay que humanizarlo. Cualquier persona que se una a Extinction Rebellion tiene que firmar nuestros valores. El más importante es la no violencia. Y eso no significa no pegarle un puñetazo en la nariz a tu rival, significa respetarlo. Aunque estés protestando contra los políticos, tienes que respetarlos. Aunque la policía te esté deteniendo, tienes que respetarla. Tienes que respetar a las personas que se quejan porque tienes bloqueada la calle y no llegan al trabajo, tienes que explicarles por qué lo haces.

Tú vienes de un entorno que es la cima del capitalismo
Totalmente, sí. Trabajar en un banco me dio la posibilidad de disfrutar de todo tipo de lujos. He vivido en Bagkok, en Tokyo… incluso llegué a vivir en Madrid durante cuatro o cinco meses, en un ático en el hotel Palace. Así que he vivido una vida muy rica desde un punto de vista material.

Piensas que estás ganando dinero para tu familia y es como si te pusieras una venda en los ojos. Cuando me enteré de que el banco en el que trabajaba financiaba a empresas como Lockheed Martin, te dicen: “Sí, pero no a su división de armamento, a otras divisiones”. Y es como si te engañaras a ti mismo. Pero eso no significa que no haya muchísima buena gente en los bancos. Y me encantaría que todos ellos, toda la comunidad bancaria, salieran a la calle a protestar contra el cambio climático esta semana.

¿Qué crees que nos dirán nuestros nietos?
Nos dirán: "¿Por qué no hiciste nada cuando tuviste la oportunidad?".