Los pequeños ejemplos sirven en ocasiones para inspirar los grandes cambios. La organizaciones mastodónticas con los grandes estados o las corporaciones multinacionales muchas veces están anquilosadas y adoptar cambios es como tratar de mover la Gran Pirámide.

Un pequeño archipiélago

Por eso, hay que valorar los esfuerzos de países como Cabo Verde en beneficio de la sostenibilidad energética como muestra la revista QZ. El archipiélago está formado por diez islas habitadas frente a las costas de África Occidental. En total, su población supera por poco el medio millón de habitantes. Casi todos los habitantes del país tienen acceso a la electricidad, aunque ciertas comunidades siguen calentándose y obteniendo la energía del carbón. Las especiales condiciones hacen que la energía sea un bien caro. Y los habitantes tienen un consumo de electricidad mayor que sus vecinos continentales. Son dos de los motivos que han llevado a las autoridades del país a hacer una fuerte apuesta por las energías renovables.

En diez años

El objetivo es que en diez años, el 100% del consumo energético del país sea de fuentes renovables. Aprovechar esas condiciones especiales a favor, en lugar de verlo como un hándicap. La apuesta se centra en la obtención de energía fotovoltaica y eólica. Otras alternativas, como la hidroeléctrica están descartadas, pues ninguna isla cuenta con fuentes de agua que hicieran posible el establecimiento de plantes de este tipo. En la actualidad, las dos mayores islas del país generan el 25% de la energía que consumen en plantas eólicas. En una isla de menor tamaño, como Sao Vicente, este porcentaje está ya en el 84%. En cuanto a la energía fotovoltaica, los estudios aseguran que el país podría doblar su producción con relativa facilidad y unas inversiones que serían amortizadas en la década que el país se ha puesto como límite para cambiar su modelo energético.